Gibbs padre, Gibbs hijo.
“En las mentes de quienes le conocieron, la grandeza de sus logros intelectuales nunca ensombreció la belleza y dignidad de su vida”.
Uno de los físicos más reputados de los Estados Unidos es Willard Gibbs (1839-1903). Introvertido, dedicado a sus investigaciones, fue el primer norteamericano en obtener un doctorado en ingeniería. Además de sus primeros trabajos sobre aplicaciones de la física, como la aplicación de la geometría al diseño industrial de ruedas dentadas, Gibbs destacó por su talento para la física abstracta. Pero no era muy popular en los Estados Unidos, en una época en la que había una verdadera vorágine de inventos y aplicaciones científicas. Así que Willard y sus cuatro hermanas, con las que vivió toda la vida, se trasladaron tres años a Europa donde pudo conocer y trabajar con los más prestigiosos científicos como Helmholtz.
A su vuelta, publicó trabajos en teoría termodinámica, cristalografía, la determinación de los planetas y de las órbitas de los cometas y el método vectorial en la Física. Fue co-director de la tesis doctoral del famoso economista Irving Fisher. Grandes científicos europeos, como James Clerk Maxwell reconocieron su importancia en el ámbito científico internacional.
Pero este talentoso científico no era, como en otros casos, miembro de una familia de científicos o intelectuales. Su padre era un hombre riguroso, un catedrático de lingüistica y teología, profesor de literatura teológica en el Yale Divinity School. Y, sobre todo, era un abolicionista convencido. Tanto, que cuando en 1838 se produjo el motín de los africanos secuestrados para ser vendidos como esclavos en el barco Amistad y éste recaló en el puerto de New Haven, Josiah Willard subió al barco y estudió cuál era la lengua en que se comunicaban. Una vez logrado su objetivo, lo dejó todo y buscó durante meses un traductor. Gracias a eso, las víctimas del atropello del Amistad pudieron explicar lo sucedido, testificar en un juicio y recobrar su libertad.
Willard no heredó la fortaleza de su padre, era enfermizo y apocado. Pero sí heredo una suma de dinero cuando éste murió en 1861 que le permitió dedicarse a sus investigaciones. Nunca se casó. La mejor definición de su carácter se la debemos a su estudiante Henry A. Bumstead quien 1903, en el obituario de su maestro dijo:
“En las mentes de quienes le conocieron, la grandeza de sus logros intelectuales nunca ensombreció la belleza y dignidad de su vida”.