Mi casa noruega.

Nos encantan las casas que rompen paradigmas, las que nos obligan a considerar nuevas formas, nuevos espacios y, en consecuencia, nuevos modos de vivir que nacen al calor de la creatividad arquitectónica; las estructuras que juega con formas cuadrangulares son ya un nuevo clásico de la arquitectura en lo que a la construcción de viviendas se refiere, esta misma semana compartíamos con vosotros una casa iraní que jugaba con esa forma geométrica y he aquí otra, esta vez en Noruega.

Se trata de una vivienda construída en una ladera, en un entorno natural casi boscoso y mirando al mar; las vistas son pues, en este entorno, un regalo que la casa no puede negar a sus habitantes levantando grandes paredes con grandes ventanas; tampoco tendría interés, sentido ni emoción construir una vivienda clásica parecida a la abstracción que aprendemos a hacer de ella desde niños para dibujar una casa, procedía algo más sugerente, atrevido, moderno, vanguardista… procedía recurrir al cuadrado.

Lo curioso de esta vivienda es que parece entremezclar dos estructuras, una más tradicional con su ladera en el tejado y otra marcada por los cuadrados que terminan en grandes ventanales con espectaculares vistas; y es que lo cierto es que se ha construido en dos etapas y por dos arquitectos diferentes pero el resultado no puede ser más espectacular, una vivienda acogedora, abierta, con grandes vistas y tan luminosa como el clima noruego permite; la madera aporta la calidez y las líneas depuradas la armonía dibujando una vivienda en la que apetece acomodarse frente a uno de sus grandes ventanales con un libro entre las manos.

 



Vivir

Pequeños caprichos que ponen un toque de confort en nuestra rutina. Objetos de mesa o decoración que nos hacen sonreír de puro placer estético y sin los que ya no podríamos estar.

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