El último horizonte.

Un mirador de perspectivas infinitas que nos convence de que la vivienda y el lugar están hechos el uno para el otro.

Una vez ascendemos la colina sobre la que se sitúa la «150m house», el susurrar del agua cayendo desde la cubierta anuncia el acceso a la vivienda. En el interior la luz y las diversas vistas sobre el bosque Khao Yai de Tailandia, inundan todas las estancias dispuestas linealmente a lo largo de más de 150m. La sala de estar, el spa, el gimnasio, seis habitaciones, baños…diversas estancias se suceden y se distribuyen en una única planta tan sólo interrumpida por un cubo central acristalado desde el que se asciende a la cubierta. El único volumen que se permite el lujo de romper la horizontalidad de una arquitectura erigida para enmarcar el paisaje.

Al acceder a la cubierta de la vivienda proyectada por el estudio Shinichi Ogawa & Associates, los materiales que la componen se diluyen en el horizonte: arena, madera y una larguísima piscina cuya agua, al caer ya nos anunció la entrada. Se trata de una pequeña playa flotante en la que por supuesto, no hay lugar para barandillas u otro artificio que pudiera romper la relación con el entorno. Porque este nivel parece parte del lugar, parte del bosque donde se sitúa la casa, un trozo de naturaleza depositado sobre la cubierta.

El lugar recoge la casa y la hace tan íntima que tampoco es necesario el uso de paredes hacia el exterior u otro medio opaco. De este modo los dormitorios, los baños, el estar y la cocina quedan visualmente expuestos al paisaje y se distribuyen libremente gracias a la diferenciación entre cerramientos y estructura.

A veces la arquitectura actúa en el lugar por mímesis y otras por contraste. En el caso que nos ocupa, disponer un elemento lineal de 150m dentro de un paraje tan emblemático requiere de valor y decisión. Es entonces cuando del contraste surge una magia especial que convierte la arquitectura en parte del entorno, un mirador de perspectivas infinitas que nos convence de que la vivienda y el lugar están hechos el uno para el otro.

ignant.de/2012/10/04/150-meter-house



Vivir

Pequeños caprichos que ponen un toque de confort en nuestra rutina. Objetos de mesa o decoración que nos hacen sonreír de puro placer estético y sin los que ya no podríamos estar.

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