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El arca de Noé.

La vivienda debía ser como el arca de Noé, un sitio donde puntualmente pudiera acoger animales y disfrutar del campo.

 “Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la Tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal (…). Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la Tierra, y le dolió en su corazón”.  Génesis 6:5/ 6:6

El cliente era un empresario del  sector agropecuario enamorado de su trabajo. Disfrutaba cada día contemplando sus cultivos, sus perros, sus gallinas, sus cerdos… Junto a él vivía su mujer, una joven estudiante interesada en el diseño de muebles que apostó para el diseño de la vivienda, por un emergente estudio de arquitectura.

Cuando el estudio de arquitectura G.Natkevicius & partners le preguntó cómo quería que fuera su casa, él no dudó. La vivienda debía ser como el arca de Noé, un sitio donde puntualmente pudiera acoger animales y disfrutar del campo. Un lugar cálido para refugiarse con su familia.

La vivienda se asienta en la pendiente de un valle próximo a Vežaiciai, en Klaipeda, condado occidental de Lituania. Toda ella se construye en madera, y de su estructura surge una imponente proa elevada del terreno, y construida mediante vigas metálicas con más de 15m de voladizo. Bajo éste cuerpo en vuelo se alberga el garaje y el acceso principal a la vivienda, de tal forma que cuando accedes al interior sientes que estás entrando a un barco a punto de zarpar.

El interior es sencillo y muestra abiertamente los materiales con los que ha sido construido: madera, hormigón y acero. Los amplios ventanales enmarcan el valle desde dentro y lo reflejan desde fuera. Y tal como se prodiga en el Génesis (6:16), especial importancia tienen los ventanales del piso superior:  “…una ventana harás en el arca, y la acabarás a un codo de elevación por la parte de arriba”. Quizá desde esa ventana se pueda otear el horizonte, el milagro de ver un nuevo amanecer cada día.

Más información Ignant.com



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Pequeños caprichos que ponen un toque de confort en nuestra rutina. Objetos de mesa o decoración que nos hacen sonreír de puro placer estético y sin los que ya no podríamos estar.

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