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Teatro María Guerrero: ‘La rosa tatuada’ de Tennessee Williams vuelve a la escena madrileña.

Carme Portaceli propone y dirige su propia versión de 'La rosa tatuada' de Tennessee Williams para el Centro Dramático Nacional.

Thomas Lanier Williams, el mago sureño del teatro norteamericano, regresa a los escenarios madrileños con La rosa tatuada. Un drama que narra la historia de una mujer recién enviudada que decide encerrarse a guardar luto para siempre. Fruto de una educación estructurada y tradicional cree firmemente que es lo que debe hacer. Y lo hace. Hasta que descubre que ese comportamiento intachable no es más que hipocresía. Entonces decide vivir. “Hagamos una plegaria por todos los corazones salvajes que viven encerrados en jaulas”. Esta frase del favorito de Hollywood, tal vez encierra toda la esencia de su vida y su obra. Pero, sin duda, resume la metáfora encerrada en La rosa tatuada. La jaula impostora de la sociedad patriarcal a la que Tennessee Williams echaba un pulso literario (y real) con cada una de sus letras.

Tennessee Williams murió hace 33 años. Tenía 72 y en su mochila, un puñado de obras maestras, un nutrido compendio de personajes complejos y atormentados por la culpa, dos premios Pulitzer —el primero por Un tranvía llamado deseo, el segundo por La gata sobre el tejado de zinc—, unos cuantos “demonios azules” y varios escándalos en la vida literaria estadounidense de mediados del siglo XX. Sin embargo su obra, prolija e intensa, no ha perdido un ápice de actualidad y cada vez que un director se enfrenta a los fantasmas del dramaturgo se topa de bruces con esa plegaria, con la magia de su teatro. Y de la vida. Así lo ha entendido Carme Portaceli —directora del montaje recién estrenado en el Teatro María Guerrero de Madrid—. Porque la obra, como afirma Portaceli, comienza hablando de magia, Hay algo revuelto en el aire, no hay viento pero todo se mueve… Puedo oír el ruido de las estrellas; se sucede en el hechizo ambiental cargado de deseo tan propio de Tennessee Williams, de azar en azar; y acaba también con magia.

Aitana Sánchez Gijón, la flamante ganadora del último Max a la mejor actriz principal, vuelve a encarnar el papel protagonista femenino (ya lo hizo en el 95 como Maggie, La gata sobre el tejado de zinc, bajo la batuta de Mario Gas) dando vida a la voluptuosa y contradictoria Serafina della Rose, la viuda siciliana que se niega a sí misma y que, finalmente, no puede (ni quiere) evitar perderse entre las garras de la vida. Carme Portaceli recrea el ambiente mágico en el que se desarrolla la obra en el mismo escenario ideado por Williams, trasladándolo a la Nueva Orleans actual: la húmeda y ardiente ciudad de después del Katrina. Las proyecciones ayudan a conseguir dicha atmósfera. También la música, de inspiración italiana. Pero sobre todo la magnífica interpretación de los actores: potente, visceral, como la vida misma.

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La rosa tatuada, de Tennessee Williams
Traducción: Vicente Molina Foix
Dirección: Carme Portaceli

Funciones: del 29 de abril al 19 de junio de 2016. De martes a sábados, a las 20:30 horas. Domingos, a las 19:30 horas
Encuentro con el público: jueves 26 de mayo de 2016

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