Ha llegado el momento de preparar ¡un buen pan!. Un pan de los que nada más sacar del horno te dan ganas de comer, aunque te quemes los dedos y la lengua. Crujiente por fuera pero exageradamente suave y tierno por dentro, este pan se va a convertir en uno de tus panes fetiche.
Eso sí, como todas las cosas buenas de la vida tendrás que esperar su tiempo para poder hincarle el diente, ya que dos de los ingredientes más importantes, imprescindibles e insustituibles para elevar éste pan a la dimensión que merece, son: el pasar lento de las manillas del reloj y el amor que le pongas.
Ya sois muchos los que elaboráis vuestro propio pan en casa, gracias a la moda de las tendencias foodie y healthy que animan hasta al más perezoso a comer cada día mejor y más saludable. Eso sí, teniendo recetas como ésta es fácil animarse ¿eh?…
Lava tus manos y mezcla todos los ingredientes hasta obtener una masa suave y uniforme. Cubre con papel film y deja reposar 30 minutos a temperatura ambiente.
Pasado el tiempo espolvorea harina sobre tu mesa y trabaja la masa. Tómala en tus manos levántala y déjala caer con fuerza sobre la mesa. Aplasta con la almohadilla de tus manos para estirarla, recógela de nuevo para formar una bola y comienza de nuevo. (repite 5 o 6 veces)
Pincela toda la base de la sartén con aceite de oliva y ajusta la masa. Para terminar extiende con los dedos una cucharada de aceite por toda la superficie y esparce unas escamas de sal.
Directos al paladar. Productos tan deliciosos como difíciles de encontrar “cocinados” o embotellados, en series limitadas, bajo la vigilancia de los expertos más selectos.