Sinfonía nº1, Clásica, 3er movimiento. Sergei Prokofiev. Vídeo, letra e información.
Actualizar el pasado fue el medio elegido por muchos compositores para alcanzar la modernidad.
En el verano de 1917, Rusia se encontraba inmersa en la Primera Guerra Mundial y la Revolución Bolchevique estaba a punto de estallar. Para poder componer alejado del peligroso San Petersburgo, Sergei Prokofiev decidió alquilar una casa en las afueras. Una casa sin piano para no limitar su imaginación… a él, que era un consumado pianista. Según sus propias palabras, en cuanto llegó se propuso hacer una sinfonía clásica, primero porque sonaba mucho más simple y segundo, por pura malicia, para tomarle el pelo a los gansos, con la secreta esperanza de que finalmente la sinfonía se volvería un clásico.
Poco tiempo después de aquella experiencia surgiría un nuevo movimiento abanderado por Stravinski, el neoclasicismo, un movimiento que pretendía escapar a la tiranía impuesta por las vanguardias. En 1937 el autor escribió, todos mis esfuerzos tienden hacia la simplicidad y la sinceridad, aunque se diga lo contrario. Cultivo la melodía y me esfuerzo en introducir en mis obras el sentimiento y la emoción, pese a los que me tratan de cubista, diciendo que rechazo sistemáticamente los factores emocionales o románticos para buscar la objetividad. Toda una declaración de intenciones en la que expresa su libertad creativa frente a corrientes como el atonalismo, el serialismo o el dodecafonismo, movimientos vanguardistas que en aquellos tiempos eran tomados como la esencia de la modernidad.
Actualizar el pasado fue la vía que eligió para alcanzar la modernidad. En la sinfonía nº 1 Clásica utiliza melodías, formas, estructuras y ritmos de apariencia clásica, incluso la plantilla típica de las orquestas del siglo XVIII, pero les da su sello personal, lleno de armonías rompedoras y de superposiciones de planos armónicos.
Fue tachado en muchas ocasiones de conservador. Aunque también es posible que con aquellas palabras sobre simplicidad y sinceridad quisiera justificarse ante las autoridades de la URSS. Algo que no sirvió para que diez años más tarde le apercibieran severamente por una producción que era lo más alejado del arte para el pueblo que el Politburó podía en ese momento imaginar.