Businessman / poeta / estratega / deportista / amante de la historia. Eric Vallat, CEO de Rémy Martin.

Un businessman con mucho de poeta que ha venido para darle más emoción al cognac.

Hace unos meses, la maison Rémy Martin anunciaba la llegada de Eric Vallat a uno de sus sillones más ansiados: el de CEO.
El movimiento estratégico ya dejaba entrever que el cognac estaba macerando algo diferente. Un hombre que venía de la industria de la moda estaría al mando y su visión estratégica se haría sentir a corto plazo.

La respuesta ya podemos verla en su nuevo enfoque de comunicación donde, sin dejar de ser el mítico Rémy Martin, sin abandonar su legado ni su historia, suma sus cualidades y busca identificarse con su target de la misma forma.

El nuevo concepto de comunicación de la maison destaca los múltiples matices que todos tenemos y que nos hacen ser quienes somos.  Y quizá porque Eric Vallat es un financiero/ poeta por pasiónbusinessman por habilidad/ amante de la historia, especialmente la francesa/ deportista, cuando la agenda se lo permite/ padre con ganas de ser abuelo, aunque es posible que le falte mucho para serlo/ y mucho más… Quizá por una vida con tanto «slash» (en inglés, la barra oblicua «/» es «slash»), quizá por todas esas facetas en su vida, su llegada a Rémy Martin no era nada casual. En la misma botella del cognac podemos ver ese signo.

De ser un recién graduado metido en el mundo de los números, pronto Eric Vallat se dio cuenta de que ése no era su camino. Y el mundo del lujo lo esperaba para estrenarse como asistente de ventas en el Luis Viutton de la Avenida Montaige, en París. De ahí, paso a paso, fue escalando en la marca, hasta que en 2007 abandona el grupo LVMH y se convierte en Chairman de Bonpoint y luego Managing Director of J.M. Weston.

Del mundo de la moda y el lujo al camino de los espirituosos, llega en el momento justo para aportar su visión a un sector nuevo para él pero que está muy relacionado con sus pasiones y su forma de entender la vida.

De pequeño se pasaba horas inmerso en libros de historia y en obras de la literatura francesa, especialmente de la poesía gala de la época romántica. Esa pasión se siente potenciada, hoy, a través del peso histórico de Rémy Martin. Dice que entrar a la bodega con barricas de más de 200 años lo hace sentir parte de la historia. Y es verdad, caminar entre las maderas que contienen lo que un día será el Luis XIII es una de las experiencias más sublimes que uno puede vivir. No sé si serán los robles, la iluminación del lugar o el aroma a cognac impregnado en el aire, pero pisarlo es historia.

Viniendo del mundo del luxury retail, aporta esa visión de experiencia de marca directa con el consumidor. Porque transmitir un legado a sorbos no es tarea fácil, sin embargo, el vivirlo hace que el mensaje llegue eficazmente.

Vallat es un apasionado de la historia, sí, pero no hay ni un atisbo de nostalgia en su mirada. Salvo cuando se trata de escoger un aroma… “lavanda”, dice, y sus ojos viajan al pasado para encontrarse en las vacaciones en Bretaña (la francesa) cuando las responsabilidades aún no eran muchas, pero sí los primos que lo visitaban.

Dice que de todas sus vidas vividas (todos esos «slash») en estos 45 años escoge su Tōrō, esa lámpara de piedra japonesa que hace brillar con velas. Que le recuerda su paso por Japón, cuando era Presidente de Christian Dior Couture y recorría los paisajes nipones con su familia. Su lámpara le recuerda la importancia de la luz en la vida… una descripción casi poética del poeta amateur que sueña con, un día, publicar alguna de las piezas que lleva escribiendo hace más de 20 años, cada dos fines de semana (que es cuando la inspiración le llega, dice, y la agenda se lo permite).

Dice también que entre todos los objetos que han pasado por sus manos se queda con esos zapatos franceses hechos a mano. Que ya no es por la estética ni por la comodidad. Que es más por la maravillosa minuciosidad del trabajo artesanal de sus costuras, de su mimo, se intuye el silencio del artista y la perfección a mano que trasciende la pieza.

En su charla nos cuenta que le tomó algo más de 6 meses meterse de lleno en la piel de Rémy Martin para ayudar a liderar el futuro. De su vida previa al cognac traía el conocimiento sobre lo que funcionaba o no en otro sector, pero justamente esa visión «desde fuera» le da una óptica fresca para construir lo que se viene.

Vallat es una mente inquieta, una a la que le aburren las personas que sólo hablan de su trabajo. A él le gusta cuando le desvelan todos los matices, las diferentes capas y habilidades. Por eso, no es de extrañar que, junto a su equipo, hayan decidido dar a conocer a Rémy Martin desde sus múltiples ópticas que potencian las variadas facetas de sus consumidores.

A Eric le gusta bailar (le encanta la música de los ´80), aunque en su versión unplugged (difícil de ver porque se declara hiperactivo) de móvil desconectado y disfrutando de su familia, se decanta por seguir con su deporte y su poesía, por supuesto.

Porque más allá de este businessman que vino a evolucionar la experiencia de disfrutar del cognac están las emociones/ las palabras/ la historia/ los recuerdos/ los sueños/ los deseos de Eric Vallat.

 

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