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cerrarAra Malikian.
La música para mi es todo.
Presenta junto a Glenfiddich un proyecto inspirador, bonito e interesante. Tres maravillosas composiciones para violín, compuestas por él, que la marca ofrece a sus clientes junto con una cata del mejor whisky de malta a domicilio. Una propuesta de ocio novedosa sin salir de casa, una cata diferente y multisensorial. La música de Ara Malikian marida muy bien con la degustación de las tres distintas añadas que vamos a poder probar. Éste es su último trabajo como compositor, pero Ara Malikian, uno de los violinistas con más talento de su generación, no para. Su música ha cautivado al público español, sus espectáculos originales y rompedores han llegado al corazón de la gente, y eso, para este violinista libanés afincado de momento en nuestro país, es lo más importante.
Y decimos de momento porque él no es de los que hace planes «Yo vivo el presente, el futuro es algo que no me preocupa. Tampoco pienso mucho en el pasado, yo soy muy del presente. Y ahora estoy muy a gusto aquí, ahora estoy aquí y en la vida nunca sabes que pasa» Lo que más le gusta de nuestro país es su gente «Me identifico mucho con la mentalidad española de vivir, de disfrutar de la vida, de la calidad de vida, de la importancia que tiene disfrutar de la vida. Yo creo que es lo que nos hace feliz»
Lleva ya quince años en España, y en estos tiempos de crisis y descontento, la visión que de nosotros tiene Ara es reconfortante.
Ara Malikian nació en el Líbano, en el seno de una familia armenia. Su padre, que era violinista, le puso un violín en la barbilla y ahí se quedó. Su infancia la pasó rodeado de bombardeos y refugiado en los sotanos, pero la guerra la ha borrado «Los recuerdos muy trágicos, uno los olvida muy rápidamente, aún más cuando eres niño. Me siento muy afortunado, una persona con mucha suerte por haber llegado aquí y estar vivo ahora y poder disfrutar de la vida»
Practicaba con su violín horas y horas mientras sus amigos jugaban, pero hoy está tremendamente agradecido a su padre por haberle obligado, aunque reconoce que no cree que él fuera capaz de hacer lo mismo con sus hijos.
Con quince años y una beca se fue solo a Alemania, sin conocer el idioma. Le costó muchísimo adaptarse. Pero este aprendizaje a lo bestia, según sus propias palabras, le sirvió para que ahora se sienta a gusto en cualquier parte. Viaja constantemente por su trabajo, giras y conciertos en los cinco continentes «Me gusta estar en cualquier lugar, me gusta viajar. Además cuando viajo no me gusta tanto ir a visitar los monumentos, los museos, también me gusta pero, lo que más me gusta es caminar y perderme en la ciudad sin rumbo» Y cuando no toca el violín descansa o pasea.
Lo que más le gusta de su arte es compartirlo con el público. Tocar el violín, su música, es algo que él hace de forma natural y es lo que le hace feliz. Rechaza que le consideren el mejor violinista del momento. Para él no hay ni buenos ni malos, lo importante es llegar con la música al corazón de la gente, hay que emocionar. Y Ara Malikian lo consigue. Con sus originales espéctaculos consigue acercar la música clásica a todos los públicos. Algunos puristas se han molestado pero el sabe que no demasiado «Yo amo la música, todo lo que hago lo hago con mucho respeto y en ningún momento lo he hecho para reírme de la música, al contrario, siempre me río con la música, me divierto con la música y los puristas al fin y al cabo se han dado cuenta y yo creo que no me han dado tanta caña por eso» Sus mejores críticos son los niños, a ellos dedica gran parte de su trabajo. Tocar para ellos le cambió la vida. Cambió su concepto de dar conciertos y ha aprendido de ellos más que ellos de él, así lo siente. «Los niños son muy listos, tienen un gusto muy elaborado y hoy en día toco para ellos igual que para los mayores»
Ver a Ara Malikian en un escenario es en sí un espectáculo. Se mueve sin parar al son de la música que interpreta. No entiende como ha podido tocar sin moverse en sus años de estudiante. «La desgracia de que cuando estudias durante años y años te prohíben moverte por una razón que desconozco, te dicen que hay que moverse lo justo» Y hoy día no comparte que para tocar el violín haya que estar quieto. Cuando ensaya incita siempre a que sus compañeros a que se muevan y bailen como él. Dice que no se mueve por ser gracioso sino que lo hace porque se lo pide el cuerpo.
Como todos los artistas esta preocupado por el momento difícil por el que esta pasando nuestro país. Sabe que ha habido recortes en cultura pero piensa que no es el momento de parar «Tenemos que seguir luchando, seguir tocando, seguir haciendo nuestro arte, seguir, reinventarnos, adaptarnos a la situación y seguir creando, eso es lo más importante» Cree que a pesar de las penurias, el público tiene ganas de cultura, el público sigue queriendo ir a conciertos, el público quiere seguir divirtiéndose y sigue teniendo ganas de consumir cultura. Y como artistas tienen que seguir ofreciendo su arte.
Le preguntamos qué haría sin un violín y contesta que estaría muy triste pero que la vida sigue. Él siempre busca el lado positivo de la vida «Si no tengo el violín pero tengo salud pues también hay que ser feliz porque tengo salud. Sería peor al revés tener violín pero no tener salud» Esta es su filosofía de vida, la de alguien que ha vivido de todo, alguien que contagia su alegría y sus ganas de vivir. No le pide más a la vida, seguir haciendo lo que hace, tocar y ser feliz.