Oler a limpio.

Serge Lutens no es un perfumista más...

Serge Lutens no es un perfumista más. De su nariz han surgido todo tipo de aromas y fragancias, pero también líneas de maquillaje y campañas de publicidad como demostró en los años 60 para la entonces Christian Dior. Él creo las primeras barras de labios, paletas de sobras de ojos y máscaras. Ahora, dentro del grupo Shiseido, además de su asesoría, cuenta con su propia firma, cuya boutique se encuentra en el centro de París.

Suya es una de las creaciones más surrealistas del mundo de la perfumería: ‘L’Eau’. ¿A qué huele? A limpio, a sábanas recién tendidas, a una casa grande después de un fregado general. Pero no se confunda. No huele a lejía, detergente y limpicristales. Huele, como dice su creador, «a limpio», un concepto complicado de explicar y que sólo se aprecia echándose un poco de esta maravilla de la perfumería. ¿Sus ingredientes? Lutens se llevará el secreto a la tumba… y la define como «el jabón más caro del mundo» (cuesta 70 €, el frasco de 50 ml, personalizable con sus iniciales grabadas sobre el cristal).



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