La elegancia silenciosa.
Marni tiene toques de salida fuertes, casi masculinos, y poco a poco se va suavizando y se convierte en una fragancia delicada y frágil.
Cuando definimos una fragancia como sofisticada es porque su perfumista ha conseguido combinar con maestría dos características que, para muchos, son fundamentales: ser enérgica pero sin llegar a abrumar.
Consuelo Castiglioni, diseñadora de la nueva fragancia de Marni, quería crear un aroma que tuviera “una elegancia silenciosa”. Que impactara, que acompañara y que supiera cuando pasar desapercibida y cuando dejarse oler. Y lo ha conseguido sin dejarse llevar por los estereotipos de todos los aromas femeninos, que parecen estar obligados a ser dulces, florales y con un exceso de azúcar. Marni tiene toques de salida fuertes, casi masculinos, y poco a poco se va suavizando y se convierte en una fragancia delicada y frágil.
Marni huele a canela, a cardamomo y pimienta negra, a bergamota y jengibre, y sobre todo a incienso, cedro y rosa. A primera vista, combinaciones impensables que sorprenden por su resultado adictivo y seductor. Su frasco, que combina la laca roja con el negro y el marfil, es armónico, geométrico y convierte esta fragancia en un auténtico capricho. Su aroma es perfecto para destacar y llevar la elegancia siempre impregnada en la piel.
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