Frapin, del coñac al perfume.

Siete perfumes inspirados en la delicadeza y tradición de la familia Frapin.

La historia del coñac se unió a la familia Frapin en el año 1270 y, desde entonces, han ido evolucionando en la misma dirección. Esta familia francesa, establecida en el Castillo de Fontpinot, en la localidad de Charente, descubrió en esa época las posibilidades que ofrecía la destilación de esta exquisita bebida. Crearon un método, una receta y la tradición se ha transmitido hasta hoy en día generación tras generación.

De forma artesanal, la familia sigue sacando al mercado un coñac único y muy preciado en todo el mundo. La marca Frapin se ha convertido en un sinónimo de calidad y exclusividad para los paladares más delicados, y también para los olfatos. El coñac Frapin es tremendamente aromático, suave y delicado, características que han inspirado la línea de perfume de la firma.

La Maison posee una colección de siete perfumes inspirados en la historia de la familia, la delicadeza francesa y, como no, en su producto estrella: el coñac. Su aroma recuerda al frescor de la campiña francesa, a la madera de las barricas y al toque afrutado de la bebida. Una fragancia que va contenido en un frasco que destaca por su sencillez y sobriedad, de cristal y madera.

Frapin es el aroma de la excelencia, del savoir faire y de aquellas personas que adoran los perfumes que narran historias de siglos pasados. Posee toques secos pero aterciopelados, notas afrutadas que recuerdan a la naturaleza y un inconfundible carácter.

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