Viajar en el tiempo.

La realidad funde la magia... hay que degustarla en pequeñas dosis.

 ¿Cómo se compone un mito? – preguntó ella acariciando el rojo brillante y profundo de sus labios condensado en una barra, él miró sus zapatillas antes de responder – en seducción – sentenció – en la capacidad de vencerte y rendirte con sólo una mirada o un gesto, en un happy birthday, unas faldas a lo loco o un collar de diamantes… en sus vidas convulsas, a veces breves, y finales dramáticos -.

¿Te hubiera gustado cruzártela, vivir los 40? – preguntó ella acomodándose junto a él en el sofáquizá entonces no calzaría hoy sus zapatillas, la realidad funde la magia… hay que degustarla en pequeñas dosis-.

Me hubiera gustado vivir, al menos un rato, los años 20… en el atelier de Madeleine convirtiendo la piel en seda… – divagaba ella entendiendo aquello de ‘la realidad en pequeñas dosis’ como un permiso concedido para hacerlo – oh! – se unió él al divagar, la irrealidad y el regreso a un siglo ya muerto – la Baker, en el Follie Bergérey cuando el charleston decaiga hacemos el petate y le damos la vuelta al mundo -.

Huiríamos al olímpico Londres – se lanzó ella a componer el itinerario, pero él la interrumpió para tomar enseguida las riendas de su común viaje – y huiríamos de Londres en el Orient Express… Dover, Calais, París, Lausana, Milán, Venecia, Trieste, Belgrado, Sofía… hasta el especiado y misterioso Estambul – mmm… – le interrumpió ella a punto de llevar el ensueño en tiempos pasados a la más absoluta ficción – podríamos haber conocido a Monsieur Poirot y haber resuelto junto a él un asesinato en el Orient Express – así es – continuó él de nuevo volviendo a las realidades pasadas – y habernos alojado en un Palacio árabe dedicado a los ilustres pasajeros del entonces lujoso tren-.

Y luego al mediterráneo isleño en su barroco siciliano y dulces calas mallorquinas… – propuso ella – pero no nos hubiéramos quedado demasiado… – aceptó él… por un momento – avanzados los años 30 procede abandonar Europa… Arizona, por ejemplo… – Ella sonrió entonces triunfante – y al final estamos en los 40 en Nueva York… – creo que no lo lamento – comentó él con cierto desenfado y jugueteo en su mirada – ya… – continuó ella – salvo que mientras la Baker te dedicaba un charleston en el Follie Bergére, Marilyn ni tan siquiera existía… nacía Norma en ese mismo año, nada más… probablemente será excesivamente joven, sensual y arrolladora para ti cuando te la cruces en los 40 – Sentenció ella con garbo sin darle opción alguna a rebatir sus argumentos.

Bien – respondió él de todos modos mirando una vez más, ésta con fingida lástima de si mismo, sus zapatillas – ya que me has hecho sentir viejo y caduco, lo menos que puedes hacer también es invitarme a un CavalliElla sonrió desde el mueble bar acariciando la espectacular botella de vodka… y sabiéndolo capaz de soportar tanta sensualidad como fuese ella capaz de componer…

Life Looks Good



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La versión más personal de todos nosotros, los que hacemos Loff.it. Hallazgos que nos gustan, nos inquietan, nos llenan, nos tocan y que queremos comentar contigo. Te los contamos de una forma distinta, próxima, como si estuviéramos sentados a una mesa tomando un café contigo.

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