Cuento: Una semana de cuento.

Hay semanas en las que lo bello se impone, hace que su encanto deslumbre y, de algún modo, todo parece posible...

Aquella mañana, con su inseparable taza de café del domingo entre las manos, pensó que la semana había cumplido con lo suyo, prometía belleza desde el lunes de buena mañana y, cumplidos todos sus días a falta de terminar el último, si algo sabía es que en eso no había habido engaño alguno, belleza manda.

El tiempo se había enganchado a su muñeca desde el mismo lunes para acompañar su camino hacia un destino de vino y rosas al que se llega al volante de un BMW; en aquella semana bella había cenado japo y elegido de postre un cóctel pero eso no la había hecho confesar secreto alguno más allá de cuánto le había gustado lo último de Peugeot, casi tanto como Alain Delon en blanco y negro con toda sus barba.

Había estrenado cascos y gastado rueda de su bicicleta, leído a Henry James y escuchado a Willie Nile; también había pecado… aunque al recordar a Lili y viendo el rostro de belleza griega de Alain pensó que no lo suficiente…

Lo que parecía haber sido suficiente era el tiempo, había podido ir de tiendas y elegir destino de vacaciones pensando en el sol y el mar, en zambullirse en el agua para no salir de ella hasta que se le colara el frío hasta lo más íntimo de sí misma; se había hecho incluso con un arsenal de ropa de baño y temporada. Había cocinado, se había cuidado la piel e incluso visitado el cine en al menos dos ocasiones la semana anterior…

Sí, pensó, había sido una buena semana, tan variopinta y apurada como cabía esperar pero luciendo la prisa bajo una pátina de belleza mate a la que resultaba difícil resistirse, ante la que una no podía negarse a nada y se lanzaba a ver y vivir la vida de otro modo.

Claro que la semana bella estaba ya tocando a su fin, a ella le correspondía asumir la última milla para poner un broche de oro a la altura de la Semana del diseño de Milán, y brindar por la luminosidad del futuro con una copa de Hennessy on the rocks porque, aun bien no termina una semana, comienza la siguiente y hay que estar preparado para mirarle a la cara…



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