Tiempo de regalos.
Era tiempo de regalos aunque sabía bien que, en realidad, el regalo era el tiempo y lo demás sólo accesorios.
Llegó a casa presa de un doloroso cansancio pero con la tranquilidad de haberse hecho con todos los regalos que había listado antes de salir de casa; añadió a lo largo de sus compras papel de colores y cintas brillantes para envolver después ella misma sus pequeñas adquisiciones y decorarlas con un lazo y un sincero ‘espero que te guste‘; pero, tras la tarde entre gentes, tiendas y regalos no lograba encontrar entre los restos de sí misma la ilusión que sintiera horas antes pensando en preparar los envoltorios.
Se preparó un café, sabía que era sólo cuestión de recuperarse un poco y que después las ganas de preparar lindos paquetes volverían a ella, entretanto y mientras se recomponía, repasó su lista y sus compras para asegurarse de que no había errores ni olvidos.
Vació el contenido de sus bolsas y ordenó los pequeños tesoros sobre la mesa: unas gafas de sol para una adicta a este complemento, una botella de aceite de oliva gourmet para un sibarita, un lazo rojo para la niña de sus ojos, una pajarita para el más elegante de sus amigos, un perfume para el más presumido y una barra de labios para la más coqueta.
No faltaba nada, aunque sí alguien; el último de los regalos no era para dejar junto al árbol de Navidad sino para enviar. Era un reloj.
Lo acarició, se aseguró de que marcaba la hora exacta y volvió a colocarlo en su caja. Mientras lo envolvía y lo escondía luego en un segundo envoltorio más discreto y funcional según le habían recomendado en la agencia de transportes, pensó que el reloj era la representación perfecta del regalo más querido… tiempo.
Tiempo para quienes el destino les roba una parte del suyo, para quienes emprendieron un día un viaje de retorno complejo, tiempo para reír y cumplir sueños, para hacer lo que te pida el alma y el deseo, tiempo para ser feliz, para arreglar aquello que se ha roto, para recomponerse y recuperar el aliento, tiempo para sonreirnos a la cara y gritarle al futuro un sonoro aquí estamos y vamos a deconstruirte a imagen y semejanza de nuestros sueños porque el destino, querido mundo, el destino es cosa nuestra.