Sorpresa.

La vida es como una tarta de verduras, nunca sabes lo que te va a tocar...

Tras una intensa mañana de enredos culinarios, decidió darse una larga y reconfortante ducha antes de poner la mesa y degustar el resultado de su desempeño como chef; adoraba el aroma del baño cuando la calidez del agua se entremezclaba con las notas perfumadas de sus cremas, sentía el abrazo de la naturaleza sobre su piel y se sentía en paz consigo misma y con el mundo.

Entró en la cocina con cierta pereza y se dispuso a saborear su tarta de verduras que era en realidad una sorpresa… nunca la hacía igual, era un plato de fondo de nevera que se basaba siempre en los restos que encontraba en el cajón de las verduras; medio tomate, algunas espinacas, un par de zanahorias… sólo lo que había quedado de sus menestras, escalivadas y ensaladas de aquella semana; y lo cierto es que le encantaba la sorpresa que suponía cada bocado de su tarta, la sensación de que era la misma tarta que la de la semana anterior y la misma que la de la semana siguiente pero siempre con matices distintos.

Mientras disfrutaba del sabor del queso feta entremezclado con su variado de verduras, pensó que aquello que decía el bueno de Forrest Gump –la vida es como una caja de bombones, nunca sabes lo que te va a tocar-, podía aplicarse también a su tarta de verduras… claro que si decías ‘la vida es como una tarta de verduras, nunca sabes lo que te va a tocar‘ la vida resultaba menos… tentadora.

Pero cuanto más lo pensaba más claro lo veía, la vida era más como su tarta de verduras que como una caja de bombones, lo era por sus colores, que en las verduras eran muchos más que en el chocolate, lo era también por los contrastes de sabor, de texturas, por el punto dulce del tomate o la zanahoria frente al toque amargo de la espinaca y todos esas notas sápidas vegetales matizadas por la solvencia del sabor del queso feta.

Así era en realidad la vida, a veces crujiente y otras esponjosa o incluso casi líquida, a veces verde y otras roja, blanca o amarilla… y lo mejor, siempre una sorpresa, porque cuando te llevas a la boca un trozo de tarta de verduras, nunca sabes lo que te va a tocar.

Decidió que su tarde de domingo sería tan sabrosa como la tarta de verdudas que se acaba de permitir, una sorpresa deliciosa, y entonces se dio cuenta de que efectivamente la vida era más como su tarta de verduras que como una caja de bombones y lo era por una razón sencilla y evidente de la que acababa de darse cuenta… la tarta de verduras la cocinas tú, tú eliges los ingredientes y tú haces el pastel…



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