Regálame un cuento.

Porque regalar un cuento es regalar un sueño...

Nada le gustaba más que perderse en las librerías de siempre, disfrutaba desde el momento en que cruzaba sus puertas y percibía el inconfundible aroma a papel de libros y cuando comenzaba a acariciarlos rebuscando entre estanterías infinitas. Y le gustaban especialmente las librerías de cuentos, aquellas que guardaban un rincón sólo para los niños y lo preparaban incluyendo mesas y sillas para que los pequeños descubran la magia de las historias inventadas.

Claro que para echar la tarde o un rato largo en lugares así, casi necesitaba ponerse una excusa ¿y cual mejor que elegir un regalo para una loca bajita que no levantaba todavía más que unos pocos palmos del suelo?

Y allí estaba ella, con la excusa perfecta para echar las horas entre cuentos y el móvil apagado para asegurar que nada ni nadie le robaba aquellos momentos.

Lo suyo con Los vestidos de mamá*, fue un flechazo y lo fue por la historia, las ilustraciones y, más que nada, por tanto como evocaba. Y es que es ese un cuento para despertar imaginaciones a la vida.

La joven protagonista del cuento pasea el armario de su madre e hila una breve historia para cada vestido, es un ‘cuando mamá elige este vestido yo soy…‘. Y a ella no podía parecerle más acertado el enfoque porque así son las niñas y así serían cuando crecieran sólo que entonces serían sus propios vestidos los que marcarían la historia y el cuento.

De regreso a casa, con el cuento oculto bajo papel de regalo, no pudo evitar que su imaginación volara alto repasando su propio armario ropero; pensó que cuando elegía Ipekyol era su yo más seductor el que salía del armario; si era Candice, la seducción tomaba tintes dramáticos; y se volvía elegante a rabiar si complementaba su aspecto con Apart. Luego estaban los zapatos que eran siempre mágicos y de cuento porque, de no ser así, afearían su atuendo; los Louboutin eran de noche y ensueño y ella era sobre ellos poco menos que la reina de los mares, algo parecido le ocurría con los Jimmy Choo y, aunque menos por el extra de elegancia, con los Valentino.

Cada prenda que había llegado a su armario, lo había hecho por alguna razón y por esa misma razón ahí permanecían cargados de historia e historias secretas que quizá algún día vestiría de nuevo…

Al tiempo que su cabeza volaba entre vestidos y zapatos, se recordó como tarea tan ineludible como inolvidable, pedirle a la pequeña objeto de aquel cuento de regalo que pensara sus propias historias de vestidos de mamá…

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Los vestidos de mamá es un cuento de Mónica Carretero editado por la editorial Veintisiete Letras.



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