Los Poetas Muertos perviven.

Érase una vez la historia de un sábado noche en El Club de los Poetas Muertos.

La elección de película para sesión de cine en casa un sábado por la noche se iba complicando; mientras el enano era eso, un enano, las opciones eran muy limitadas pero incuestionables, ahora que hablaban ya en términos de adolescencia porque a sus 12 años las películas para menores de 13 no tenían discusión y algunas de las de 16 tampoco la cosa se complicaba aunque, como contrapartida, las opciones entre las que elegir se ampliaban.

A veces tocaba una de aventuras, a veces algo de risa, había noches de pelis ligeras e incluso de series B (‘inolvidable Tiburón III’), había también noches de clásicos, de ciencia-ficción, de grandes estrenos… y noches entre las que el paseo por las propuestas de HBO, Netflix y Amazon se alargaba tanto que casi se acababan las palomitas. Aquella era una de esas noches hasta que ¡zas!: El Club de los Poetas Muertos.

El adolescente se removió en el sofá ¿de verdad vamos a ver una peli de un colegio?, pero se acomodó enseguida porque cuando los protagonistas son de edad cercana el interés crece y si además es un grupo de amigos, más.

Luces fuera, silencio en la sala ¡acción!.

Y alguna que otra pregunta… ‘cuéntanos quienes son los poetas de los que hablan‘ (solo pinceladas, sin interrumpir la película, vamos.

Uy Thoreau… fue un tipo que hizo exactamente lo que están leyendo en la película, lo dejó todo y se tiró al monte, se fue a vivir a una casa en medio de un bosque para asegurarse de que cuando la muerte lo encontrara, había vivido. ¿Algo más? imposible hablar de Thoreau y no mentar la desobediencia civil ¡qué tío!.

¿Por qué el hombre escribe poesía? la respuesta antes de ver la película es una incógnita, la que llega después de verla es esta: porque no es una ameba. Pero no perdamos el hilo, la peli va de Poetas Muertos.

Whitman, qué importante Whitman y cuánta atención merecen sus hojas de hierba ¡Oh Capitán mi Capitán!… y sobre todo ‘Coged las rosas mientras podáis / veloz el tiempo vuela / la misma flor que hoy admiráis / mañana estará muerta’.

¿Qué quiere decir a los alumnos con ese poema? que no pierdan el tiempo… ¡ay amigo! no hay tiempo que perder.

Claro que no todo son Poetas Muertos en el Club de los Poetas Muertos, no todo son clases ni padres y profesores tiranos, hay tiempo para risas y para un profe bueno que tiene un único objetivo, uno que solo puede conseguirse desde el ámbito de las Humanidades porque son las denostadas Humanidades las que nos regalan preguntas y no respuestas y soluciones, las que nos hacen pensar…: educar librepensadores.

¡Qué malvado el padre! no se puede decir a la gente lo que tiene que hacer aunque seas su padre… Bien pensado, nada que añadir.

Neal… pobrecito pero… (¿pero?)… sí, es que si te suicidas acabas con los problemas, está claro, pero también acabas con tu vida y lo mejor es tu vida, tenía que enfrentarse a su padre… (¿y si no podía? (silencio) ¿tal vez aguantar y esperar a ser un poco más mayor y sentirse capaz de sentirse capaz de enfrentarse a su padre?) sí, eso.

¡Qué cobardes! ¡qué culpa tiene Keating! ¡si fue por culpa de su padre!

Y entonces…

Bueno, ¿entiendes qué es lo que Keating quería enseñar a sus alumnos? (lo preguntas al vuelo, así como tratando de organizar un improvisado coloquio post-película… y el adolescente responde: que son libres, pero yo eso ya lo sabía.

Hora de irse a la cama… ¡ejerzo mi derecho de desobediencia, no quiero acostarme! es injusto que yo tenga que acostarme solo por tener 12 años (qué bien haberle presentado a Thoreau); muy bien, pero tendrás que asumir las consecuencias (dos pinceladas acerca de como acabó Thoreau entre rejas por ejercer su derecho de desobediencia no pagando impuestos que creía injustos para que tomara el camino a su habitación).

Las noches de cine son como los libros, en función de qué película o qué libro elijas son luz para la vida.



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