Loff Time.
Se miraron y cerraron la noche entre caricias y promesas...
«… Se miraron y cerraron la noche entre caricias y promesas; … pasearon hasta el alba sintiéndose seguros el uno junto al otro, imaginando una vida juntos, cada uno a su manera, disfrutando de miradas cómplices y de sonrisas …«*
Y amaneció junto a él, aquella fría mañana de domingo, tras una noche de sábado de sueños y de ensueño.
Despertar a su lado un domingo, temprano, era una sensación que había olvidado; una de esas que uno pierde con el tiempo, sin darse apenas cuenta, hasta que se encuentra de nuevo envuelto en su abrazo. En su último tiempo juntos las turbulencias eran tales que esa sensación de abrir los ojos y verlo a su lado, de sentir su abrazo dormido, su aliento en su vida … había quedado sepultada bajo los desencuentros que vinieron después.
Pero era aquel un día de encuentros, de su encuentro con él entre el frío encanto de la nieve y con su tiempo ya vivido … porque ese mismo día, con la excusa de un cumpleaños, aprovechando que uno vive cerca y otro se acerca … se reunirían de nuevo los amigos de siempre, los que aún a pesar del tiempo, la distancia y los silencios guardaban un gran cariño cosido a un pedazo de vida compartida.
Se dedicó una larga ducha tibia mientras él todavía hilaba sueños, cuidó con esmero sus ojos y matizó su piel con el sombrero de Kate, se terminó a si misma con los trucos de John Frieda para su melena siempre revuelta … Así, para cuando él despertó, ya lucía ella perfecta, impecable hasta el último detalle, en NAF NAF y con las llaves del futuro al cuello … Él se sintió embriagado y arrastrado por el suave y profundo aroma del elixir que, como sacada de un cuento o de un tiempo ya pasado, se ponía ella con un clásico frasco de perfume.
Miró su reloj de chocolate sin creerse del todo lo mucho que había dormido y, mientras se decía que debía ser cosa del sosiego del amor correspondido, se acercó a ella con la intención de perderse en su aroma … y así, acariciando el presente entre sus manos sin pensar más allá de aquellos días, bajaron buscando el encuentro con ellos, sus amigos …
La comida estuvo plagada de anéctodas y risas, de historias y vidas, de sueños pendientes y otros cumplidos, pasados ciertos y futuros inciertos en manos de gente excepcional, gente de la que hace magia con la vida y la vive. Y juntos vivieron esa tarde un momento de magia, una pirueta del tiempo con vuelta al pasado en el que no importaba quien cumpliese años, todos tenían su regalo porque así eran ellos.
Victoria, Vicky para ellos desde siempre, se ajustó su Durán Exquse, en cuero marrón con un chupete en honor a su pequeña bebé recién nacida y sonrió feliz jugando con Olga; Tolo, el mayor fan de Thelma y Louise que ninguno hubiese conocido, estaba ya tratando de llenar su Lomo para el Iphone con las imágenes de aquella tarde; ella acarició el perfume del escándalo y él jugueteaba con su Go! … Sólo quedaba Ric quien, como cada 11 de diciembre, cerraba un año para arrancar otro, envuelto en ese regusto agridulce que dejaba el sentir un año más en el alma y en la vida pero con la emoción y la ilusión de recibir otro nuevo vestido de caja de sorpresas, de vida buena … Y la primera sorpresa fue un I’am watch … aseguró que vería desde entonces el paso del tiempo con otros ojos, aunque lo que realmente quería era subirse a una ola, y a otra, y a otra … romper las rutinas y olvidar el tiempo más allá del mar y sus olas.
Y tras la tarde vino la noche, y allí seguían, abrazando juntos el presente en una terraza de invierno con chimenea, sin querer irse ninguno … ni tampoco quedarse, queriendo llevarse consigo, cada uno, un trozo de aquel día, de aquella vida, la vida buena y la buena vida.
Life Looks Good
*El inicio de este tale es el final, via comentario, de Victoria en «encuentros sin fin«. Mil gracias Victoria por tu participación.