Zenobia Camprubí: la llama viva de Juan Ramón.
Emilia Cortés muestra a una Zenobia Camprubí íntima y desconocida a través de textos a menudo omitidos en sus biografías: diarios, notas, reflexiones, correspondencia.
Zenobia Camprubí fue, a lo largo de su vida, escritora y traductora, empresaria visionaria, feminista, profesora universitaria y pedagoga entregada a la infancia. Pero también fue, casi por encima de todo lo demás, el alma de Juan Ramón Jiménez, su eterna y fiel compañera, la esencia y el camino del Nobel. También su agente literaria. “La llama viva”. Así se refería a ella el poeta místico. Durante mucho tiempo el mundo la conoció por esta faceta de esposa, madre y amiga leal.
Lo cierto es que nadie la obligó a permanecer a la sombra del genio ni a dedicar gran parte de su tiempo a cuidar de él. Tampoco carecía de recursos económicos. Al contrario, Zenobia Camprubí no sólo tuvo una habitación propia, era dueña de varios pisos que alquilaba a extranjeros y de un negocio de arte, decoración y antigüedades; traducía; daba clase en la universidad, entraba y salía a su antojo; incluso tuvo tiempo para escribir infinidad de notas, reflexiones, epistolarios, memorias y diarios exquisitos en los que deja entrever su personalidad independiente y activa, su inteligencia brillante.
El padre de Zenobia, Raimundo Camprubí, era ingeniero de caminos. Durante el tiempo que trabajó en San Juan de Puerto Rico conoció a Isabel Aymar —con quien se casó después— mitad italiana mitad estadounidense, hija de una familia adinerada, bilingüe en castellano y en inglés y exquisitamente educada en los mejores colegios de los EEUU. Zenobia nació en 1887. La posición económica, social y cultural de su familia le permitió el acceso a una cultura y formación privilegiadas, al conocimiento de idiomas.
Ella era una mujer independiente, adelantada a su tiempo, comprometida con la sociedad, con la lucha por los derechos de las mujeres y las necesidades de la infancia. Vivió en España, en Cuba, Estados Unidos y Puerto Rico tras el exilio al comienzo de la Guerra Civil.
Emilia Cortés (Utiel, Valencia, 1946) es hoy en día una de las escritoras españolas que más profundamente conoce la figura de Zenobia Camprubí. De hecho, lleva investigado desde 2002 su vida, sus diarios y epistolarios: “Epistolario 1. Cartas a Juan Guerrero Ruiz» (1917-1956), (2006); Zenobia Camprubí y Graciela Palau de Nemes, «Epistolario 1948-1956» (2009); Zenobia Camprubí y Juan Ramón Jiménez, «Diario de dos recién casados» (2012); «Diario de juventud. Escritos. Traducciones» (2015); Zenobia Camprubí y Olga Bauer, «Epistolario 1932-1956» (2017); y Federico de Onís-Zenobia Camprubí-Juan Guerrero, «Epistolario (1921-1949)«.
Alianza Editorial ha publicado recientemente Zenobia Camprubí. La llama viva, el nuevo libro de Emilia Cortés dedicado a la figura y la personalidad de una de las mujeres más interesantes del siglo XX. La obra, impecablemente documentada, se acerca de manera reflexiva e inteligente a la personalidad íntima de Zenobia Camprubí. Y lo hace huyendo de los convencionalismos de género, a través de una serie de documentos obviados normalmente en las biografías tradicionales: diarios, notas, reflexiones, correspondencia. “El resultado —afirman desde la editorial— es una biografía sorprendente, emocionante y conmovedora. En ella la voz de Zenobia resuena sin intermediarios para transmitir sus anhelos, sus preocupaciones, que fueron muchas, su dolor, que representa al de muchas mujeres de aquellos años, y, sobre todo, la increíble energía y el amor sin límites con que acometió todas las facetas de su vida”.