Síndrome de Fregoli

Un trastorno raro, la persona que lo sufre está convencida de que diferentes personas son en realidad la misma.

Estás paseando y te cruzas con un hombre y crees que es tu padre, sigues paseando y te cruzas de nuevo con otra persona estás convencido de que es tu padre con otra ropa, y así todo el tiempo, ves a una persona que conoces en todas partes, en el mercado, en el trabajo, en cualquier sitio… Podríamos pensar que es porque te encuentras en un pequeño pueblo donde es fácil coincidir varias veces con el mismo familiar o allegado, pero de no ser así también podríamos estar describiendo lo que sufren las personas que tienen el síndrome de Fregoli.

Este síndrome es un trastorno raro, la persona que lo sufre está convencida de que  diferentes personas son en realidad la misma que cambia de apariencia o está disfrazada, es decir, alguien físicamente distinto a por ejemplo un familiar que conocemos, nos parece que es dicho familiar, ya que identificamos que su forma de actuar es la misma que el familiar. Por lo tanto es como si vieras a la misma persona por todas partes pero con distinto aspecto.

El nombre se basó en el actor italiano Leopoldo Fregoli, famoso por su habilidad para hacer cambios rápidos de apariencia y su gran capacidad mímica durante sus actuaciones. Las primeras alusiones a este síndrome datan de 1927 cuando dos psiquiatras expusieron el caso de una mujer de 27 años que estaba totalmente convencida de que estaba siendo perseguida por dos actores con los que solía ir al teatro, creía firmemente que esa gente “la perseguía de cerca, tomando la forma de gente que conocía”.

Las causas pueden ser un trauma cerebral grave, concretamente si se dañan  las regiones temporoparietal derecha o izquierda del cerebro.  Por lo general se asemeja a un delirio paranoico, produciendo una sintomatología donde encontramos desde delirios, alucinaciones hasta falta de memoria visual e incapacidad para controlar de forma adecuada su comportamiento. En algunos casos se observan convulsiones y episodios epilépticos.

Su tratamiento es farmacológico, con antipsicóticos antidepresivos y dependiendo el caso anticonvulsivos.

No hay que olvidar que más allá de la curiosidad o asombro que nos pueden causar este tipo de síndromes para las personas que lo sufren y los familiares o personas cercanas son un verdadero problema y al ser síndromes “raros” no es fácil su estudio, por lo que aún nos queda mucho por saber.



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