El enemigo del sueño: el Insomnio.

El insomnio puede deberse a muchas causas, entre ellas la principal suele ser el estrés, el exceso de preocupaciones, trastornos psiquiátricos como la ansiedad o la depresión

Dormir bien es fundamental para la salud en general pero en ocasiones podemos sufrir insomnio de forma eventual y dejarnos “apagados” al día siguiente o puede llegar a convertirse en un verdadero problema. El “insomnio” como término significa falta total de sueño pero en la práctica cuando nos referimos al insomnio hablamos de  la dificultad para iniciar o mantener el sueño, que en ocasiones se acompaña también de la sensación de no haber tenido un sueño reparador.

Puede manifestarse como dificultad para conciliar el sueño (insomnio inicial o de conciliación), despertarse frecuente durante la noche (insomnio de mantenimiento o intermedio) o despertarse de forma precoz (insomnio terminal o matinal). Según la duración del problema también puede dividirse en insomnio agudo (menos de 4 semanas), subagudo (entre 4 semanas y 6 meses) o crónico (más de 6 meses).

Los estudios de neuroimágen nos permiten observar las áreas afectadas durante el insomnio, así diversos estudios han detectado por ejemplo, hipoperfusión cerebral en ocho áreas preseleccionadas durante el inicio de sueño, con un efecto más marcado en los ganglios basales, además las personas con insomnio se caracterizan por hipometabolismo en la corteza prefrontal, a través de la Resonancia Magnética Funcional se ha observado también cambios estructurales con reducción bilateral del volumen del hipocampo.

La importancia de un descanso adecuado queda patente al analizar los problemas principales asociados al insomnio como son la somnolencia diurna, disfunción cognitiva, y estado de agotamiento o falta de energía durante el día, además de otras consecuencias como la alteración del humor, ansiedad, irritabilidad,  todo lo cual influye negativamente en la calidad de vida causando a su vez problemas en las relaciones interpersonales, laborales o sociales.

El insomnio puede deberse a muchas causas, entre ellas la principal suele ser el estrés, el exceso de preocupaciones, trastornos psiquiátricos como la ansiedad o la depresión, o estar relacionado con alteraciones del ritmo circadiano, o como consecuencia de la ingesta de ciertos medicamentos. No obstante, la necesidad de sueño nocturno varía según persona, hay personas que necesitan menos horas de sueño que otras  para tener un funcionamiento diurno adecuado.

En la actualidad, se suele  prescribir  ciertos fármacos para el tratamiento a corto plazo del insomnio, aunque en los casos de insomnio crónico es más adecuado el uso de otras técnicas, como la terapia cognitivo- conductual. En todos los casos es fundamental  el uso de medidas generales, entre ellas seguir un horario lo más regular posible, realizar algún deporte a media tarde, hábitos de higiene de sueño (como evitar la cafeína, o el alcohol), también podemos a nivel fisiológico realizar una relajación muscular progresiva o la respiración diafragmática antes de iniciar el sueño…¡Felices sueños y feliz descanso!

 



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