La lista de mis deseos.
Cuando puedes tenerlo todo... ¿qué es lo que importa de verdad?
Quien quiera algo, quien tenga deseos, que empiece a ponerlo ya. Es posible que se cumplan. La vida va pasando y, en general, no llega a ser exactamente como la habíamos imaginado, como la habíamos deseado. Resulta que no somos dueños de nuestro propio destino, del devenir de las cosas que se nos van cruzando en el camino. No, no lo somos.
¡Tantas eran las cosas que imaginamos! ¡Teníamos tan claro lo que iba a ser nuestra vida! Neurocirujano, futbolista profesional, abogado de éxito, presidente del Consejo de Administración un banco,…Diseñadora de moda en París. Pero la vida va pasando – como digo – y resulta que te da miedo la sangre, así que como para tener que operar un cerebro. Si, en el colegio jugabas bien al fútbol, pero resulta que tu padre no quería y dirigió tu vida por otros derroteros. O entras en la facultad de derecho y descubres que aquello es una enorme masa de gente a estudiar leyes y con una edad en la que la mayoría aún no sabe ni siquiera quién es. O te duermes cuando lees el Cinco Días o el Expansión y el trabajo más cercano a un banco es en una delegación de Hacienda – eso si tienes suerte -. No, amigo, la vida no es como la queríamos cuando soñábamos con ella. Quieres ser diseñadora de moda en París y, a lo más que llegas es a tener una mercería.
Pero, ¡ojo!, esto no significa que tu vida, mi vida, nuestra vida haya sido o esté siendo un fracaso. No, no es eso. Podemos haber ido por un camino que ni sospechábamos y ser absolutamente felices. Esto es perfectamente posible, pero plantearos la posibilidad de que, hoy en día, con vuestra vida tal y como es, pudierais hacer una lista de deseos de forma que existiera una posibilidad muy seria de que éstos se cumplieran. ¿Qué medios necesitaríais para que esto fuera así?
Venga, probemos con uno de los sucesos más ansiados por la mayoría de los mortales: ¡que te toque la primitiva, el Euromillón! Ya está, ya lo tenemos. Ahora, volvamos a la lista de los deseos y veamos que ocurre.
Grégoire Delacourt nos explica, en pocas palabras – 160 páginas -, cómo se vive todo esto, personalizándolo en Jocelyne, la protagonista de La lista de mis deseos. Resulta que de joven quería ser diseñadora de moda en París, pero una serie de circunstancias, unidas a que una cosa es querer y otra muy diferente poder llegar a ello, la llevan a alcanzar una meta muy diferente. Su vida alcanza hasta ser la propietaria de una mercería. No está mal, pero no es lo que hubiera deseado. Podríamos decir que está a gusto, aunque en su mente siempre hay resquicios de aquello que quiso ser y nunca fue. La verdad es que no está nada mal y puede darse por contenta. Y, de repente, el Euromillón se cruza en su vida. Puede ser un buen momento para hacer la lista de sus deseos. ¿Podrá alcanzarlos? Ahí os lo dejo.
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Idioma original: Francés
Nº de páginas: 160
ISBN: 978-84-15532-55-2
Año: 2013
Formato: 15 x 23 cm
Encuadernación: Rústica
Precio: 14,90 €
Más información Ediciones Maeva