José Martínez Ruíz ‘Azorín’: clásico y moderno.

La Biblioteca Nacional de España rinde homenaje a Azorín en el 50 aniversario de su muerte con una muestra bibliográfica que podrá contemplarse hasta el 20 de enero de 2018.

José Martínez Ruíz, «Azorín» fue un artesano de las letras. Un escritor capaz de convertir lo anodino en extraordinario, lo vulgar en refinado, la mediocridad en excelencia. Y lo hacía de una manera tan sutil que le bastaba un objeto/sujeto insípido, dos o tres adjetivos y un verbo contundente —a veces ni eso—. Con unas cuantas frases trasmitía al lector el rigor de las llanuras castellanas, la inmensidad del Siglo de Oro o la trivialidad del estiloEl estilo no es nada. El estilo es escribir de tal manera que quien lo lea piense: esto lo hago yo.

Parece fácil, suena fantástico imaginar que cualquiera que se enfrente a un folio en blanco pueda construir un texto tan impecable como Antonio Azorín o Las confesiones de un pequeño filósofo —dos de sus novelas tempranas, repletas de experiencias e inquietudes personales—, pero no. Porque encontrar el lugar apropiado para cada palabra, cada coma, cada espacio, cada silencio requiere molerse la vista, la espalda, el cerebro. No sucumbir ante el bullicio, la nevera o banalidades como el sol derritiéndose en el horizonte de una tarde estival. No responder al teléfono, al twitter ni al e-mail. O ser un genio. Otro mito. Como el de su aparente escritura destilada.

Azorín nació en Monóvar (Alicante) en junio de 1873. Creció en un ambiente culto, acomodado y burgués que le permitió formarse y desarrollar su creatividad e intereses intelectuales y políticos. La publicación de sus textos iniciales se la debemos a la prensa de la época, primero en periódicos locales —El Eco de Monóvar, El Mercantil Valenciano, El Pueblo de Vicente Blasco Ibáñez—, más tarde en diarios de envergadura como El Imparcial, ABC, incluso La Vanguardia. También la política acaparó gran parte de su actividad y, aunque durante sus primeros escarceos se afilió a la ideología anarquista, pronto cambió de tercio como militante en las filas del partido conservador de Antonio Maura.

Salvo la poesía en verso, el autor alicantino cultivó todos los géneros literarios con idéntica minuciosidad. Como si quisiera congelar el tiempo, reinventó (y reescribió) a los clásicos sin entrar en la crítica literaria. Sin concentrarse en la crónica periodística, desplegó su literatura a lo largo de más de cinco mil artículos. Construyó un universo literario atemporal, casi místico, poblado de objetos más que de personas, despojado de pasiones, elegante, discreto, aséptico. Sus descripciones son memorables, sus crónicas un retrato implacable de la sociedad española, de sus transiciones, sus controversias y sus miserias.

La Biblioteca Nacional de España se une al 50 aniversario de la muerte de José Martínez Ruíz, Azorín, (Monóvar, 1873- Madrid, 1967) con una muestra bibliográfica que podrá contemplarse desde el 12 de diciembre hasta el 20 de enero de 2018. Bajo el título José Martínez Ruíz Azorín (1873-1967): Clásico y moderno —que evoca uno de los ensayo más célebres Azorín, Clásicos y modernos—, la exposición propone un recorrido por el legado de un escritor que a lo largo de su casi centenaria vida plasmó en su prosa escueta esa personal y melancólica visión de un mundo que siempre pareció observar desde la distancia.

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