Guerra y Paz.

Con la campaña napoleónica contra Rusia como trasfondo, Tolstoi narra la historia de dos familias de la nobleza rusa, los Bolkonski y los Rostov.

Acabo de entrar en una guerra de la que no se cómo voy a salir. Tengo que contaros algo sobre Guerra y Paz, de León Tolstoi. Para ello tengo un margen de apenas seiscientas palabras. Seiscientas palabras para contaros lo que, por otro lado, ya sabéis. Sabéis que este espacio quedará enormemente pequeño para intentar contener toda la sabiduría, toda la sicología, la forma de comprender los más altos y bajos instintos contenidos en las 1.900 páginas que ocupa una de las mayores obras de la literatura rusa de todos los tiempos. Acabo de entrar en una guerra y se que, aún saliendo de ella, no hallaré la paz, porque por mucho que me empeñe nada de lo que diga aquí podrá expresar la sensación que produce leer una obra con una genialidad semejante.

Lo que si puedo decir, sin equivocarme es que hay novelas que deberían convertirse en los libros de texto de historia en todos los colegios e institutos que se precien. El entorno de Guerra y paz es el de la época en la que Napoleón Bonaparte estaba empeñado en conquistar Europa y andaba ya por Rusia, cuyo ejército despedazó en la sangrienta batalla de Austerlitz. En Guerra y paz queda patente lo que una guerra supone en toda su extensión, sin embargo en Tolstói asoma un talante claramente antibelicista en el que se pone de manifiesto lo que casi todos pensamos: la guerra es estúpida, porque la gran mayoría de los que luchan no saben realmente por qué lo hacen, de tal forma que el absurdo motivo de las guerras sólo puede explicarse a toro pasado. Y tras Austerlitz, la batalla de Borodinó, de consecuencias similares, anticipando el triste destino de esa Rusia que nunca volveremos a conocer.

Princesas, príncipes, condes y aristocracia variada se dan la mano entre bombas, artillería, soldados y oficiales. La vida de un puñado de familias va pasando y buscando su razón de ser entre tanta sinrazón. Entre guerra y guerra se mezcla el amor, el bien y el mal, heroínas y caballeros se juntan en un escenario real, sin invenciones ni artificios. La historia tal y como fue, contada de una forma de la que tendrían que aprender hasta los más reputados historiadores que en el mundo han sido. No es posible escribir historia de forma novelada, tal y como lo hizo Tolstói, a no ser que se posea un talento sobrenatural capaz de construir una monumental obra como esta en la que su enorme extensión se hace corta, porque te absorbe de tal manera que pareciera que el tiempo no pasa. Alguien – no recuerdo dónde lo he visto – ha dicho que es mejor no leer Guerra y paz, porque si lo haces, a partir de entonces cualquier otra lectura será inferior y nunca se encontrará nada que pueda generar las sensaciones que produce.

Guerra y paz no sólo es una obra maestra de León Tolstói, es la obra maestra de la literatura rusa. Si, Rusia ya no existe tal y como fue. Ahora sólo existe una Rusia desmembrada en otras pequeñas rusias que poco o nada tiene que ver con lo que fue. Con esta novela escrita por un ser sobrenatural tendremos la oportunidad de conocer la Rusia que fue, con sus esperanzas, ilusiones, dramas, tragedias y alegrías. Una Rusia que fue y nunca más será. Una Rusia que nunca más volverá, que ya no existe y no existirá jamás.

 



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