Entre limones.
Entre limones es un caso raro, singular: un libro divertido, rebosante de observaciones agudas y reveladoras.
Llega un momento en el que uno lee tantas cosas y descubre tantas vidas por medio de la lectura, que llega a plantearse si no estará escogiendo el camino equivocado y, aún así, se empeña en continuar ese camino intentando sortear todos los obstáculos y dejándose los pulgares de los pies en su empecinamiento en dar patada tras parada a cada piedra que va encontrando.
Entiendo que la mayoría de nosotros habrá tenido pensamientos parecidos, sin llevarlos al extremo como yo lo he hecho, pero parecidos. Ese momento en el que algo en nuestro cerebro hace ‘clic’ y nos lleva a intentar sobrevivir a la tentación de mandar todo al garete y dar un giro total a nuestra vida, arrastrando consigo, eso sí, familia y pasado. Sobre todo lo segundo, pues lo llevarás siempre contigo allá donde vayas. Lo que lleva a una persona a pasar de cien a cero en un solo impulso no nos lo explica ni el mismísimo Chris Stewart en su novela Entre limones. Vamos a ver, porque aquí hay algo que no me encaja…
Hablamos de un tipo que fue batería de uno de los grupos musicales más importantes de su época, Genesis, el cual fue invitado a abandonar debido al bajo nivel de conocimientos en materia de percusión; alguien que, después de su aventura musical, trabaja en un circo, aprende a esquilar ovejas en Suecia, consigue la licencia de piloto de aviación, se desplaza hasta China para escribir una guía de viajes o trabaja en una granja. Después de todo esto está claro que algo en su cerebro hizo ‘clic’ y le rogó encarecidamente que le diera a su cuerpo un periodo de descanso. Lo que ya se va al extremo es decidir descansar de tan ajetreada vida en un cortijo en Las Alpujarras, junto a un río, justo en el lado en el que su acceso es complicadísimo, donde no hay electricidad, ni posibilidad de abastecerse de las necesidades básicas de cualquier ser humano. Pues sí, Stewart se marcha allí con su mujer y vive rodeado de perros, gatos, ovejas – de las que obtiene todo lo necesario para poder vivir – limones y un loro. En cuanto al loro, podría decirse que, al menos, el matrimonio tiene a alguien más con quién hablar. Pero no, pues resulta que el animal les ha salido misántropo. En fin.
De todo esto – diréis – poco se puede sacar, pero he de deciros que estáis muy equivocados. Es verdad que no vais a encontraros con aventuras de piratas, sectas, códigos secretos, paraísos sexuales que habitan en las mentes, maltratos, racismo o cosas de esas que acostumbramos a leer últimamente. Si leéis Entre limones de Chris Stewart no esperéis momentos de angustia, ni espasmos mentales provocados por una acción trepidante, pero si lo leéis entraréis en un pausado entorno descrito con delicadeza, un lenguaje de altura y una forma de expresarse digna de grandes autores. La vida en una granja de Las Alpujarras es una vida quieta, calmada. Podríamos pensar que se trata de un retiro que se acerca mucho al remanso de paz que alguna vez hemos imaginado y anhelado; sin embargo, como todo en la vida, tiene su parte de dificultad y los contratiempos no pasan desapercibidos. Pensaréis que no hay mucho que sacar de un argumento como este, mas estáis equivocados. Si no lo creéis, sólo tenéis que empezar a leer y no podréis dejarlo hasta el final. Y, sí, en efecto, cuando lo hayáis leído quizás experimentéis cierta sensación de paz, al menos por unos instantes.
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Título: Entre limones
Autor: Chris Stewart
Título original: Driving Over Lemons
Traducción:Patricia Antón de Vez
ISBN:978-84-9838-406-2
Núm. pags.: 288
Tipo edición:Rústica
PVP:17,00 €
Más información Ediciones Salamandra