De monjes, abadías, laberintos y libros.
"Apasionante trama y admirable reconstrucción de una época especialmente conflictiva, la del siglo XVI".
Desde el propio título de la novela, El nombre de la rosa, comenzamos a ser envueltos por un halo de misterio al no ser capaces de desentrañar lo que Umberto Eco quería hacernos experimentar eligiendo este título. Quizás ni él mismo lo supo hasta mucho después, cuando nos hace ver que todo desaparece y sólo quedan meros nombres… y el lenguaje puede hablar tanto de las cosas desaparecidas, como de las inexistentes…
El título, como digo, ya nos sugiere una serie de cuestiones que nos incitan a, al menos, comenzar a leer; sin embargo hay que reconocer que una vez que uno ha comenzado, la lectura resulta lenta y puede que algo espesa. No me malinterpretéis, pues no voy ahora yo a decir nada negativo de una novela que ya está considerada entre las grandes del siglo XX. La cuestión es que, según comenta el propio Umberto Eco, este libro fue escrito pensando en un tipo de lector experimentado y con un nivel cultural tirando a alto – esto lo dice el autor, no yo – con lo que nos enfrentamos a un duro comienzo. Lo que sí os puedo decir, una vez completada su lectura, es que el esfuerzo inicial merece la pena. Es como comenzar a subir una montaña y pasar ese sufrimiento físico que termina en el preciso momento en el que cogemos el ritmo y empezamos a disfrutar con los cinco sentidos. Una vez arriba, en la cima, estaremos orgullosos de haber llegado y gozaremos con el impresionante paisaje que la Naturaleza nos brinda desde lo alto. Esta es, a grandes rasgos, la sensación que nos producirá leer de principio a fin El nombre de la rosa, de Umberto Eco.
Podríamos decir que todo aquello de lo que ya os he avisado debió estar en la cabeza del autor, aderezado con un sinfín de citas al pie en latín, lo cual, además de dotar al texto de esa erudición hace que nos transportemos exactamente a la época en la que se desarrolla la historia; en la Edad Media, en el siglo XIV. No podemos negar que se trata de una época de la historia de la humanidad que resulta más que atractiva, sobre todo, porque es en la que se fraguó gran parte – por no decir todo – de lo que somos hoy.
Edad Media, monjes, abadías, laberintos, libros, muchos libros en una grandiosa biblioteca en la que cualquiera hubiera querido perderse alguna vez. Es posible que Umberto Eco, tras ese alarde cultural, erudito y esa necesidad innata en él de demostrar que es uno de los grandes en cuanto a conocimientos medievales, llegara a un punto en el que pensara que no le iba a ser muy rentable empeñar dos años de su vida en escribir una novela para minorías. Por esto imagino que en su cabeza debió escuchar una voz que le dijo: ¡Pasemos a la acción! Y digo yo que me alegro, que ya era hora, porque necesitamos libros que nos enganchen, que no nos hagan pensar tanto e investigar para llegar a la conclusión de que sabemos mucho menos de lo que creíamos. Pasamos, por fin, a la acción, porque los que no somos tan cultos, ni eruditos en nada, tampoco tenemos la necesidad de leer cosas que no alcanzamos a comprender o que, si lo alcanzamos es a base de un estudio detallado que lo más que nos va a dar es una mayor cultura o sabiduría. Esto es bueno, sin duda, pero hay ocasiones – muchas – en las que lo que queremos es leer libros que nos hagan ir directos a la historia como si fuéramos nosotros mismos los protagonistas.
No os asustéis y pasad la primera fase, porque es necesaria para empezar a vivir la acción. Entraréis en un mundo de intrigas en el que los misterios, el ansia por resolverlos y sus correspondientes conjeturas os llevarán a un entorno policíaco que seguramente no esperabais. Ritmo y diversión; eso es lo que vais a encontrar, junto con todo un tratado de historia medieval en la que los asuntos religiosos marcaban el devenir de entonces. Muchas historias en una, reales e imaginadas, mezclándose con pecados e intrigas en las que la Navaja de Ockham puede que tenga algo que decir. No olvidemos que, en igualdad de condiciones, la explicación más sencilla suele ser la correcta.
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Título: El nombre de la rosa
Autor: Umberto Eco
Traductor: Ricardo Pochtar
Precio con IVA 23,90 €
Fecha publicación 11/2010
ISBN: 9788426418807
Idioma Español
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