El club de los poetas muertos.

Sus miembros escribían poesía y vivían plena libertad los ratos que duraban sus reuniones.

El señor Keating existe. Lo conocí hace años en mi época del colegio, luego resultó ser el protagonista de una película y después de un libro – en ese orden, sí -. Lo que más me choca es que le cambiaran el nombre; quizás para no dar datos y que los tediosos y rectos padres de un gran número de estudiantes de la época no pudieran lincharlo o acabar con su extraña filosofía de la vida basada en el Carpe Diem, vive el momento… Es cierto que cuando eres muy joven y decides vivir el momento, te arriesgas a andar por la cuerda floja, pero quien haya tenido su Keating particular, seguro que sabe que es una decisión acertada hacerlo. Y no sólo eso, sino que lo vivas con toda la intensidad que puedas, porque este momento es único y no va a volver más. Es complicado llevar una vida de estricta disciplina para romper con todo cuando apenas has empezado a vivir, para hacer crecer tu amor propio y luchar por lo que piensas que verdaderamente merece la pena; aunque pasado un tiempo descubras que no era eso, que era otra cosa, pero en ese momento resultó ser lo más importante. Era ese momento y era tu momento, ese que habías de vivir por encima de todo. Carpe Diem.

A estas alturas supongo que la mayoría de vosotros sabe quién fue Keating, porque a estas alturas seguro que la mayoría de vosotros o bien habéis leído el libro, o habéis visto la película, incluso ambos y, si no lo habéis hecho, ya es hora de que viváis ese momento. El club de los poetas muertos, de N.H. KleinBaum es el libro – y la película – y en él podemos encontrar todo un tratado sobre el amor que debemos tenernos a nosotros mismos y a nuestras aspiraciones, a nuestros sueños que sólo pueden alcanzarse cuando pones el foco en ellos y vas viviendo cada momento que te llevará a su encuentro. El sueño será alcanzable o imposible, pero eso es algo que tú mismo tendrás que descubrir, en libertad y sin que haya nadie que intente imponerte el camino. No importa si la época en que vives tiene unas u otras normas.

En El club de los poetas muertos, Kleinbaum nos cuenta la llegada de un profesor de literatura a la prestigiosa Academia Welton, en la que las estrictas normas disciplinarias se respiran por todos sus rincones. Keating envuelve a todo su alumnado con su discurso y les descubre la existencia de una antigua asociación de la que él fue miembro: El club de los poetas muertos. Sus miembros escribían poesía y vivían plena libertad los ratos que duraban sus reuniones. Con esta idea en sus cabezas, un grupo de alumnos recrea aquel club y descubren la verdadera libertad, aunque ello les acarree consecuencias desagradables e, incluso, trágicas, porque cuando una institución como la Academia Welton resiste el paso del tiempo anclada en sus anticuados métodos, es complicado lograr que cambie su rumbo, aunque sí sea posible cambiar el de un puñado de los alumnos que allí conviven.

Primero la película y después el libro – en ese orden, sí – hicieron que recordara perfectamente a mi Keating particular. Cuando ocurrió esto yo ya no estaba en el colegio e, incluso, no volví a verlo más, aunque sé que algún día, en algún lugar nos cruzaremos y él me guiñará un ojo. Yo sabré de sobra lo que significa ese guiño.

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Título: El Club de los Poetas Muertos
Autor: N.H. KleinBaum
ISBN: 9788401374104
Editoral:
PLAZA & JANES EDITORES



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