Tornaviaje: el viaje de ida y vuelta del arte virreinal.

El pasado mes de octubre, el Museo del Prado inauguraba en las salas A y B del edificio Jerónimos una muestra dedicada al arte virreinal que propone un interesante recorrido por la cultura americana que llegó a nuestro país durante toda la Edad Moderna. Tornaviaje. Arte iberoamericano en España recupera la historia artística de un periodo hasta ahora ignorado y plagado de tópicos. La exposición cuenta una realidad poco conocida respecto al intercambio cultural y artístico que se produjo entre ambas orillas del océano y que no fue unidireccional (de España a América), como suele señalarse. Al contrario. Se trata de un viaje de ida y vuelta (de ahí el título) que supuso un enriquecimiento mutuo.

Comisariada por Rafael López Guzmán, Tornaviaje incluye más de un centenar de obras americanas conservadas desde hace siglos en instituciones culturales y religiosas españolas. Algunas pertenecieron a la antigua colección real y se exhibían en los palacios junto a piezas de Rubens o Velázquez. Una realidad que el Museo del Prado ha pasado por alto hasta ahora y que trata de paliar con esta ambiciosa muestra, cuyo objetivo es desvelar las razones del viaje de estas piezas de origen iberoamericano, durante la Edad Moderna. Se trata, por su belleza y simbolismo, de objetos de enorme valor e interés creados por artistas de México, Perú, Ecuador, Bolivia, Guatemala, Colombia y Cuba, cuya historia se aborda desde la complejidad del contexto social y cultural durante los virreinatos americanos.

Como tal, la exposición no elude los episodios más dramáticos de la conquista que dio lugar a un nuevo modelo cultural híbrido, ni los esfuerzos de la Iglesia por evangelizar e imponer sus dogmas entre las comunidades autóctonas. El objetivo es analizar tanto los valores ideológicos y sociales plasmados en las obras como la propia materialidad, simbolismo y cualidades artísticas.

El recorrido, temático, se estructura en cuatro secciones. La primera, Geografía, conquista y sociedad, aborda el relato desde el punto de vista social, de los espacios de convivencia (plazas públicas, mercados, iglesias) y los estatus de los protagonistas. Imágenes y cultos de ida y vuelta incide en las piezas (especialmente imágenes religiosas dedicadas a la Virgen y objetos de devoción como cruceros) que viajaron desde América a las comunidades religiosas y casas de abolengo peninsulares. Pinturas finas se denominaban en los inventarios de los grandes barcos que las transportaban.

Las travesías del arte narra los periplos de los indianos enriquecidos que regresaban a la península desde la Nueva España, a bordo del Manila y otros galeones. En sus bodegas transportaban valiosísimos objetos de ajuar (platería de Potosí, biombos, muebles lacados, enconchados, joyas, textiles) que dan buena cuenta tanto de su origen mestizo como de su posición social. La Impronta indiana explora la materialidad de las obras, las técnicas novedosas que destacan la pervivencia del pasado prehispánico, su adaptación, las particularidades artísticas que revelan su origen americano y ofrecen interesantes explicaciones sobre el mestizaje cultural, racial y social.

Cuatro instituciones madrileñas acompañan a Tornaviaje con préstamos al Prado y  proyectos creados ex profeso para la ocasión, convirtiéndola en una experiencia compartida abierta a toda la sociedad. El Museo Nacional de Antropología propone una selección de obras de arte de los siglos XVIII y XIX en clave decolonial: Un paseo por Abya Yala: América decolonial; el Museo de América configura un espacio dedicado a la pintura de castas y el arte religioso; el Museo de Ciencias Naturales ilustra un completo gabinete de historia natural del Perú y relaciona parte de sus colecciones con la exposición del Prado; y el Real Jardín Botánico, con la colaboración de la Biblioteca Nacional de Colombia, exhibe Mutis: un patrimonio compartido, cuyo objetivo es visualizar la estrecha relación entre la colección de dibujos de la Real Expedición botánica del Nuevo Reino de Granada dirigida por José Celestino Mutis y la biblioteca que formó este sabio gaditano.