Lugar permanente.

El mar del Estrecho, el mar que baña la pintura, el mar convertido en su “Lugar permanente”.

Antonio Rojas, gaditano. Un corazón tarifeño afincado en Madrid que sigue latiendo al ritmo del mar. El mar del Estrecho, el mar de su infancia, el mar que baña su pintura y se cuela en cada espacio, el mar convertido en su “Lugar permanente”y, ahora, el nuestro. Antonio nos invita a viajar hasta Tarifa, llegar al puerto y detenernos a contemplar la magia: el muelle, el laberinto de sus recovecos, su santo, el misterio que encierra…, un lugar enigmático donde se unen dos mares y mil vientos creando una atmósfera sublime, fascinante. Y la luz. No hay más sur.

Antonio Rojas, además de un excelente artista, es un hombre cercano, sensible y cordial. Por ello me atrevo a pedirle que me acompañe a dar un paseo por el puerto. Él acepta, no duda. Comenzamos a caminar envueltos en la luz plateada que baña “El lugar permanente”. Antonio, cuéntanos algo de ti, de tu pintura, de tus motivaciones. “Es difícil hablar de lo que uno hace por tratarse de algo frágil siempre en proceso de construcción —responde sonriendo—,  en cierto modo la pintura trata de si misma, de la luz, del movimiento”. Entonces, la constante en tu obra no es el color de una hora o una estación determinada, sino la luz. “Eso es —asiente moviendo ligeramente la cabeza— no me preocupa el color, me preocupa la luminosidad. La luz ha de crecer derramándose sobre las formas permitiendo adivinar los volúmenes gracias a las sombras.” Y el mar... “Claro, el mar, la arquitectura, la geometría,  todo es un juego —nos explica—, un recorrido que siempre nos devuelve al origen, al punto de partida, como una espiral. En realidad se trata de un engaño, esas pequeñas trampas que pretenden atrapar al ojo y hacer reflexionar acerca de la naturaleza de lo representado.” ¿Qué te mueve? “El deseo. El deseo es el motor. Para crear algo verdadero, primero tienes que haberlo deseado intensamente”. Y así, al ritmo de las mareas y el dulce silbido del cálido viento de levante, retomamos el paseo “Una y otra vez” para detenernos ante “La ansiedad del navegante” y sumergirnos en el mar a través de la profundidad de “La mirada interrumpida”; disfrutamos de “La travesía” y “El Puerto” para terminar bailando ante el increíble juego de perspectiva y movimiento representado en un espectacular “Estrecho y recorrido”.

La pintura de Antonio Rojas entra en la escena pública en la segunda mitad de los años 80 en Algeciras. Desde entonces no ha dejado de investigar las formas, las texturas, el lenguaje y el sentido de su obra. Atrapa la calma, la quietud y la luz creando imágenes que miran al exterior, al mar que, entremezclado con la geometría, afirma sus raíces sureñas. La exposición inaugurada el pasado día 3 de noviembre en la Galería ARTEUNO reúne un conjunto de obras, la mayoría de producción reciente, que representan un reencuentro con el pasado, una vuelta al lugar de origen, a las raíces. Un acercamiento poético que, con cierto desapego e ironía, parte de la idea de “lugar”. Hasta el 17 de diciembre estamos invitados a disfrutar y saborear la obra de este magnífico pintor que ha cosechado numerosos premios y ha expuesto en las más importantes galerías de arte españolas. Además de Madrid, Barcelona, Cádiz o Álava, sus cuadros cuelgan en las paredes de museos y colecciones internacionales de Nueva York y Japón.

Arteuno —todo un hallazgo, por cierto—se encuentra en la C/ Piamonte nº 27 de Madrid. Es una galería de arte moderna, cálida, coqueta y acogedora. El espacio perfecto para disfrutar del arte contemporáneo actual y de calidad.



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