Fellini y Picasso: dos gigantes del siglo XX reunidos en Málaga.

El Museo Picasso Málaga acoge la muestra "Y Fellini soñó con Picasso". Una selección de obras de ambos genios que evidencian sus conexiones creativas.

Una mañana de 1962, Federico Fellini se levantó y describió un encuentro con Picasso en El libro de los sueños. El universo onírico del famoso director de cine italiano era tan jugoso y extenso que su terapeuta, Ernst Bernhardt, le sugirió trasladar al papel todas las ensoñaciones que le asaltaban durante la noche. No sé si era Fellini un paciente disciplinado, pero el caso es que siguió la recomendación de Bernhardt y, entre noviembre de 1960 y agosto de 1990 escribió y dibujó todo el imaginario personal que dio lugar a dos gruesos volúmenes de sueños íntimos.

Fue Picasso uno de los primeros personajes protagonistas de esas páginas. Todo su razón, y es que fue durante aquel mes de enero del 62 cuando Fellini y Giuletta Masina visitan la casa del pintor. Cinco años más tarde, sueña de nuevo con él. Entonces escribe en su cuaderno: “Toda la noche con Picasso, que me hablaba, me hablaba… Éramos muy amigos, me mostraba un gran cariño, como un hermano mayor, un padre artístico, un colega que me coloca a su altura, alguien de la misma familia, de la misma casta”. Hubo más, pero éste aquí transcrito es muy significativo pues revela la profunda conexión artística entre ambos genios.

Partiendo de esa relación y las sensibilidades que compartieron, el Museo Picasso de Málaga recupera el mundo de los sueños de Fellini en una muestra peculiar que confronta los dilemas, obsesiones y experiencias vitales comunes a ambos. Bajo el título Y Fellini soñó con Picasso, la exposición hace dialogar dibujos, películas, fotografías y otros documentos del director italiano con las pinturas y esculturas del malagueño. No se trata de una comparación, sino de un debate visual entre los elementos creativos que ambos compartieron.

El recorrido comienza con un repaso al Libro de sueños, donde ya se evidencian los nexos comunes, los elementos recurrentes de los procesos creativos tanto en el pintor como el cineasta: la sexualidad, la exaltación de la vida, la exuberancia, la duda, el miedo, la metamorfosis que tantos dolores de cabeza les provocaba.

Es paseando por la via Margutta de Roma donde encontramos las coincidencias de dos almas casi gemelas: la antigüedad clásica, la mitología, el circo y, por encima de todo, la poderosa presencia de las mujeres. Una fuente de inspiración constante para ambos creadores, elemento recurrente a lo largo de toda su trayectoria profesional. Sin ellas, representadas como figuras divinas, terribles y sublimes, delicadamente sensuales o profundamente carnales, sus respectivas obras hubieran sido quizás mucho menos intensas. Y, por supuesto, el cine y la luz.

“En el cine la luz es ideología sentimiento, color, tono, profundidad, atmósfera, narración”, escribía Fellini. Un sentimiento que también experimentó el pintor en la década de los 50 del siglo pasado, preparando junto a Robert Picault la escenografía de La corrida de Picasso. Y más tarde, con H.G. Clouzot a quien prestó su propio estudio para rodar Le Mystère Picasso.

También la música está presente en la muestra, con Nino Rota como protagonista. Las composiciones de Rota están indisolublemente ligadas a la atmosfera creada por Fellini en muchas de sus películas. Por ello, el Museo Picasso Málaga propone una lista de 35 minutos de duración con las melodías del músico italiano.

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Y Fellini soñó con Picasso. Comisaria: Audrey Norcia. Hasta el 13 de mayo 2018 en el Museo Picasso Málaga. Palacio de Buenavista C/ San Agustín, 8. 29015 Málaga.

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