Adentrarse en los bosques de la Colección Würth.

En el bosque existen rumores y sonidos totalmente desconocidos por los humanos… Y todas esas voces, esas palabras, sin oírse se conocen, en el balanceo de las altas ramas, en la profundidad de las raíces que buscan el corazón del mundo. Ana María Matute, una de las grandes damas de las letras españolas, veneraba los bosques riojanos que la vieron crecer. En ellos encontró la inspiración para escribir los bellísimos pasajes literarios a los que consagró su vida.

No fue la única escritora que bebió de sus fuentes, ramas, sonidos y olores. Artistas de toda índole han hallado en la naturaleza misteriosa y ancestral de los bosques, en sus silencios taciturnos, en sus energías telúricas, las razones de sus obras. En ellos la vida fluye como los ríos que los surcan, porque allí suceden cosas desde tiempos remotos.

El Museo Würth La Rioja rinde homenaje a esos escenarios de fantasías, deseos, sueños y miedos humanos que son los bosques a través de un recorrido artístico que hace dialogar al hombre con la naturaleza. La llamada del bosque. Árboles y madera en pintura y escultura de la Colección Würth, explora la relación humana con el bosque y los árboles desde un doble punto de vista: por un lado como la llamada ancestral de la naturaleza, la fascinación por la belleza de lo salvaje; y, por otro, como una llamada de auxilio para racionalizar la explotación forestal y frenar la deforestación injustificada.

La exposición muestra 100 obras de 58 artistas de la Colección Würth y la Colección Würth España en un recorrido temático articulado en torno a las “llamadas del bosque”. Dos ejes conceptuales que exploran en primer lugar tanto la fascinación del bosque como espacio mítico y de libertad, como la relación humana con el mismo como espacio “domesticado”. El otro gran bloque temático aborda la cuestión medioambiental desde un punto de vista conservacionista y ecologista.

A través del trabajo de artistas como Alfred Sisley, Paul Baum, David Hockney, Max Ernst, Günter Grass o Anselm Kiefer recuperamos nuestras raíces, nuestra naturaleza salvaje, la luz y la vida, la fuerza del silencio, la calma que bulle bajo su tierra alfombrada en otoño, bajo la niebla derramada en invierno, bajo el equilibrio de las estaciones cálidas.