Cuando el backgammon se convierte en lujo.

Los crea artesanalmente Alexandra Llewellyn, que hace de sus tableros auténticas piezas de arte.

No existen dos tableros iguales. Es imposible, porque los que salen del taller de Alexandra Llewellyn están fabricados a mano y, en la mayoría de los casos, se trata de piezas únicas o por encargo. No en vano está considerada la artesana de juegos de mesa más importante del mundo.

Sus backgammon, al menos, sí que lo son, con dibujos y diseños que asombran y enamoran, aunque no se sepa jugar. Eso sí, si ya se ha caído en las redes del juego, será verlos y querer tenerlos todos, porque a cuál más bonito en su catálogo…

La pasión de esta británica por el backgammon comenzó de niña. De hecho, ella misma no recuerda cuándo comenzó realmente a jugar, porque siempre ha estado ahí con ella. Fue en su infancia en El Cairo donde se terminó de enamorar de sus piezas, de los tableros, de los dados… Allí jugaba con un antiguo tablero de madera con su abuelo y, con el paso del año, creció en ella la inquietud de crearlos, pero únicos y originales para que cada uno tuviera algo diferente que decir.

Su pasión empresarial tuvo comienzo finalmente en diciembre de 2010 y, desde entonces, es todo un lujo poder decir que se posee uno de sus tableros. En su equipo se encuentran afamados artesanos británicos, realizando juntos el diseño de cada pieza con altos estándares de calidad. Su colección básica consta de ocho modelos, personalizables con iniciales, piedras preciosas o fichas especialmente creadas para cada uno; pero también se pueden encargar piezas únicas.

Se crean para que empiecen a atesorar historias cuando se juege en ellos, pero hay modelos que ya la traen consigo. Es el caso del modelo Afghan Tulip, por ejemplo, donde el tablero se llena de tulipanes y motivos naturales. Se diseñó en Kabul, en colaboración con un instituto de educación y formación de artesanos con especial interés en el desarrollo de la mujer como creadora. Con madera de nogal, lapis azuli y piezas pintadas a mano, solo se hacen previo encargo.

Sus precios no son bajos. Comprar estas piezas únicas supera en muchas ocasiones los 4.000 €, aunque hay que ser conscientes de que se tratan de obras de arte que durarán toda la vida… y que heredarán los herederos de nuestros herederos.

Más información Alexandra Llewellyn Design



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