Open spaces con vistas infinitas en la Torre de Madrid.

Un pedacito de Nueva York en Madrid.

La Torre de Madrid fue símbolo de la modernidad en los años cincuenta y continúa desafiando el paso del tiempo con una renovada apuesta que la convierte en un pedazo de Nueva York con vistas a Madrid.

Cuando se cumplen 60 años del comienzo de su construcción, Torre de Madrid, uno de los rascacielos más representativos de la capital y único con viviendas disponibles, se alza sobre su clasicismo para ofrecer modernidad. Tras su fachada de perfil clásico esconde un corazón moderno que recoge las últimas tendencias en interiorismo y hace de sus viviendas diáfanas la última oportunidad para vivir en el cielo de Madrid.

La Torre fue un proyecto vanguardista porque los hermanos Otamendi Machimbarrena, mirando a América, supieron ver las ventajas que ofrecía el hormigón armado para elevar una airosa mole blanca. Ahora, respetando ese sueño de modernidad, Metrovacesa rinde su particular homenaje a los Otamendi y se inspira también en la cultura americana para ofrecer un concepto de vivienda nuevo en Madrid: los open spaces. De la planta 10 a la 14, la distribución de los espacios se caracteriza por la flexibilidad. Son pisos diáfanos que se pueden adaptar a los dormitorios que se necesiten y que se comercializan en dos tipos de acabados: uno, elegante y sutil, donde destaca el color blanco y las líneas puras; otro, industrial, con ladrillo visto.

La Torre enamora a primera vista, pero esta seducción se transforma en amor verdadero en el interior: cualquiera de sus amplias ventanas es el marco de un cuadro de cielo y privilegiadas vistas a la Gran Vía, el Palacio Real, la calle Princesa o el Templo de Debod. Sofía Loren, Antonio Gala, Luis Buñuel o Loquillo se encuentran entre los muchos artistas que cayeron rendidos ante su deslumbrante belleza e hicieron de la Torre de Madrid su morada durante sus estancias en Madrid. Todo aquel pasado esplendor sería historia si no fuera porque es más actual que nunca.

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Pequeños caprichos que ponen un toque de confort en nuestra rutina. Objetos de mesa o decoración que nos hacen sonreír de puro placer estético y sin los que ya no podríamos estar.

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