Hirameki, inspiración.

Akira Isogawa, alfombras del diseñador que representa como nadie la universalidad de la moda.

Hirameki es inspiración, y hablar de inspiración en diseño y moda cuando la creatividad de la que nace es muestra y ejemplo de multiculturalidad y universalidad, es hablar de reinventarse y recrearse, de imaginar e innovar… es hablar magia.

Akira Isogawa creció en Kioto, la ciudad que contiene el alma de la cultura japonesa por su larga historia como capital del imperio del sol naciente y por las muestras que de esa larga historia permanecen en pie, muestras que parecen infinitas e inmensas gracias a que, por algún afortunado avatar del destino, Kioto permaneció a salvo de las bombas que caían sobre Japón durante la II Guerra Mundial.

En plena juventud Akira cambió el Palacio Imperial de Kioto, el Santuario de Heian, el Templo de las Fragancias del Oeste y el del Dragón Tranquilo y Pacífico por las playas de Sidney, su Ópera y el primer puente de su puerto, por su pequeño Hyde Park y la Catedral de Santa María; y en el cambio sumó las raíces aborígenes de Australia a las suyas japonesas, sumó Inglaterra y Estados Unidos convirtiéndose en un diseñador insignia del país que habita, uno de los pocos que presenta sus colecciones en París.

Tan relevante es en su Australia de adopción y tan admirada su creatividad y sus ideas, que la compañía Designer Rugs no dudó en contar con él como colaborador para componer una colección de alfombras… y va ya por la tercera. Hirameki, inspiración.

Hirameki es una colección en escales de grises del blanco al negro que, en algunos de sus modelos, añade pinceladas de color; rojos, morados o azules dan luz a los sobrios diseños que parecen dibujados a carboncillo; irregulares líneas geométricas y jardines abstractos de estilo oriental se llenan del brillo y el color de profundo gusto australiano en una colección que se inspira también en los diseños de las últimas colecciones de pasarela del diseñador que las firma: Akira Isogawa.

Designer Rugs. Hirameki collection de Akira Isogawa.



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Pequeños caprichos que ponen un toque de confort en nuestra rutina. Objetos de mesa o decoración que nos hacen sonreír de puro placer estético y sin los que ya no podríamos estar.

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