Georgica: hermosa salvaje decadencia para una vajilla contemporánea. Los Contemporáneos de La Cartuja de Sevilla.
La Cartuja de Sevilla se reinventa con Los Contemporáneos colaborando con artistas como la ilustradora Carmen García Huerta. Así nace Georgica, la vajilla completa.
Olvida todo lo que sabes de La Cartuja. Recuérdalo todo. Recupera, crea, inventa, vuelve al principio, recuerda, revuelve. Busca en el tiempo y la distancia las mismas referencias, la misma excelencia, distinto resultado. Los contemporáneos de La Cartuja de Sevilla se suman, se crecen sobre el ancla, sobre los motivos decorativos de siempre, sobre el nuevo arte, sobre las firmas. Las piezas de siempre, un arte nuevo, el de la ilustradora Carmen García Huerta. Historia de ayer sobre la que se sirve el presente, excepcionalmente eterna.
Encuentra una referencia que traiga al ahora la tradición de las exóticas decoraciones victorianas, el sauce, la pagoda, el puente, las golondrinas, el naturalismo, la profusión de elementos, la delicadeza de los detalles. Conviértelo en algo único, un clásico contemporáneo. Encuentra el mismo eterno espíritu. Ser y no ser. Descubre una historia, dibújala, cuéntala, pieza a pieza, del centro a los bordes, de lado a lado, de dentro hacia fuera. Juega con las formas, con la percepción. Cógelo, tócalo, acarícialo, siente su peso, su textura. Ámalo.
Edith Ewing Bouvier, Edith Bouvier, madre, hija, retiradas de la canción, del cabaré, de la moda, de la vida social. Retiradas o abandonadas a su suerte en Los Hamptons por el marido y padre con 60.000 dólares de la época para el resto de la vida. Voluntariamente aisladas, en su mundo, su universo, esa mansión, Grey Gardens. La decadencia escondida, telarañas de glamour, el abandono, en el no saber gestionar sea lo que sea que quede de fortuna (si queda tras vender lo valioso), sin saber cuidar el jardín o mantener la casa en orden o mínimamente limpia, en hacer las cosas que siempre ha hecho un servicio que ya no existe, que ya no se puede pagar. Y sin embargo ellas y una vida de recitales de interior, de jazz, de aquellas canciones, de teatro clásico, de ópera, de escenas, de ropas y ropajes que un día fueron, solamente para la una, solamente para la otra, para un joven adoptado al que llaman el fauno de marfil, el artista Jerry Torres, adolescente. Jardines grises de interior mientras la naturaleza ocupa los lugares ya no habitados, el cadillac, las tuberías, las columnas, la vigas, los resquicios. Y la playa, el mar, las cosas que empuja a tierra. Y una segunda vida, una película documental que las convierte en un mito eterno de los ecos de la sociedad de mediados de siglo. La referencia que cierra el círculo. Una historia.
Carmen García Huerta escoge el hilo, tira de él, hilvana un todo, sólido, concreto, con una dirección, con un propósito, teje, esculpe, perfila. Estilos pasados que se reflejan en el propio, hermosa salvaje decadencia; la voluptuosidad en el trazo de flores y plantas, un paipai atento rescatado entre los objetos de la casa, tallos, rosales, espinas, ramas entrelazadas, plumas de pavo real, ocupando lugares antaño propiedad de escenas orientales; el color de las cosas, el ciclo eterno de la vida, que vuelve, que brilla, corales que se arriman a los bordes, rosas floreciendo en el centro de los platos, en las fuentes, golondrinas revoloteando en los fondos, de la fuente, de un bol, y un ancla y seña, claro. Piezas que son una y parte, un singular todo, un plural completo. Georgica, como la playa de los Hamptons, la playa de Grey Gardens. Un nombre.
Las vajillas de La Cartuja de Sevilla reinventan sus 177 años de devenir histórico para afrontar el futuro enamorándonos hoy, ahora, con esto, con Los Contemporáneos, colaborando con artistas como Carmen García Huerta, reconocida ilustradora española, muy de moda y de hacer ilustraciones de moda, y de colaboraciones con otras marcas, Lancôme Génifique, Joyerías Suárez, Mini, o de exhibir su arte para otras tantas, Yves Saint Laurent, Louis Vuitton, Dolce & Gabbana, y autora también del inconfundible cartel de grandes y vivos claveles de las fiestas de San Isidro, Madrid, 2017. La artista.
El éxito, el resultado de la elección sobre la que renacen Los Contemporáneos. Redondo en su concepto, perfecto en su ejecución. La vajilla, completa. No olvides nada.
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