El Mascarón de la Evolution de Valentí.

No son cosas que están. Son testigos del día a día. Guardianes de recuerdos. Mudas estatuas que se vuelven invisibles con el paso del tiempo. Albergan historias, callan sucesos, acompañan veladas y hasta responden pensamientos. Ahí, inertes en el ambiente y sin embargo protagonistas de un estilo, con el toque Valentí.

La nueva etapa de los creadores de muebles barceloneses comenzó con el lanzamiento de su línea Evolution, una manera de llegar a un público con gustos más modernos. Y entre tanta exploración surge Mascarón, una colección de líneas más sencillas y una geometría que sugiere descanso, confort y comodidad. Rectas atractivas sin necesidad de lujosos adornos.

Maderas nobles, pieles de calidad, remates en acero inoxidable, acabados de alto brillo y colores neutros para jugar combinando en la misma gama o contrarrestando una decoración más ecléctica.

Muebles en tonalidades como caviar, humo, púrpura, esmeralda o azul con texturas que captan la atención de esa manera sutil. De ese voltearse disimuladamente para ver un nuevo detalle en la pieza.

Dos siglos de historia Valentí que evolucionan y se despojan de ornamentos para convertirse en sólidas muestras de presencia. Protagonistas de charlas forzadas que rompen el hielo.

Los muebles de la línea Mascarón cambian el estado de ánimo, de vez en cuando. Son trofeos para presumir delante de quienes se quedan unos instantes mirándolos. Se cuelan sin querer en las mentes de los que sufren conversaciones aburridas y buscan refugio en la razón de cada objeto de la sala.

Reflejo del sentir, espejos de personalidad de quien los posee. Puntos de tensión que desvían la vista. Focos de atención para quien lo ostenta.

Materiales puros, las mejores manos artesanas y técnicas innovadoras en lo más nuevo de Valentí.