Donde reside el amor.

Butacas, sillones orejeros, sofás e incluso algún puff, en madera maciza y patchwork...

Hace unos meses Portobello St nos proponía vestir las butacas de traje; elegantes y de etiqueta, al más sobrio estilo inglés con un discreto punto de color, en príncipe de gales, raya diplomática, pata de gallo o espiga… Eran, sin duda, butacas para salones de vestir a la hora del té o el brunch, excesivamente rigurosas si acaso para según qué estilos, así como un señor encorbatado; quizá por eso, pensando en los gustos más acogedores y casual, más de emoción que de elegancia, Portobello St cubre el traje de las butacas con una colcha… y nos propone otras, tapizadas al estilo patchwork, evocando las tradicionales quilt.

Además de la combinación de retales y colores, lo más llamativo de estos tapizados no es tanto su forma como la emocionalidad que desprenden, que no es otra que la que va ligada a su origen: en los 90 Wynona Ryder nos mostraba cómo se tejían las american quilt siendo destinataria de una de ellas, la que su abuela dirigía en su club de quilt con un único objeto, objetivo y lema ¿dónde reside el amor?

Las quilt eran confeccionadas por los colonos ingleses y holandeses para aprovechar cada retal hasta el fin de su color y textura; de este modo cada quilt encerraba la historia vivida en cada uno de sus retales y se convertía en un legado familiar; claro que no fue esta técnica un invento americano ni europeo, se cultivaba en el norte de África y también en Asia, fueron los cruzados quienes la descubrieron en sus expediciones en busca del Santo Grial y llegó de su mano a Europa, pues debió parecerles un bello y aprovechado uso de la tela además de un nuevo entretenimiento para sus damas.

Tal vez porque la utilidad y emocionalidad de antaño imprimen carácter, aunque hoy estas técnicas estén al servicio de la decoración y la belleza, estos sillones de patchwork resultan a la vista acogedores, caseros, cálidos y cómodos, como si encerrasen la respuesta a preguntas como la que titulaba la colcha nupcial de Wynona… ¿dónde reside el amor? Y aunque la verdad es que no hay retal que contenga la respuesta a tamaña pregunta, acomodarse sobre los retales de otras vidas, sobre trozos de tela que contienen la sabiduría adquirida en la experiencia, sea quizá como sentir el abrazo de la certeza y sus respuestas.

Nos gusta la butaca évoli en juegos y brillos de azul, y los sillones orejeros en tostados y oro o en fresa y morados… y nos encanta la butaca lunita que debe, sin duda, su nombre a la forma que componen sus brazos con su asiento; de la mano de Portobello ST: butacas, sillones orejeros, sofás e incluso algún puff, en madera maciza y patchwork para decorar y acoger, iluminar y llenar de vida tu salón.

Portobello ST



Vivir

Pequeños caprichos que ponen un toque de confort en nuestra rutina. Objetos de mesa o decoración que nos hacen sonreír de puro placer estético y sin los que ya no podríamos estar.

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