Donde nacen los sueños.
Recuperar el sentido del tacto y crear, tocar, oler y sentir de cerca las cosas que imaginaba...
Al principio, muy al principio, Blanca pintaba y George diseñaba. Ahora Blanca diseña y George pinta; ambos se han convertido en una suerte de vasos comunicantes, en espejos dónde ambos se reflejan, crecen, aprenden y sienten que lo mejor de uno se muestra ante la atenta mirada del otro para, juntos, dar vida a uno de esos lugares dónde nacen los sueños.
Ese rincón es Lu Ink, una de esas tiendas tan loff.it que, una vez se cruzan en tu camino, no puedes pasar por alto. Y vuelves una vez. Y otra. Y otra. Y de pronto te descubres enfrascado en una apasionante conversación con Blanca o con George sobre libros, street art, viajes, Guy Ritchie, o litografías, o incluso husmeando en sus rincones a la caza de ediciones limitadas, o viéndoles trabajar con las manos. Esa cosa fascinante que tienen las manos…
Es Lu Ink un auténtico gabinete de curiosidades donde se venden las creaciones de éstos dos artistas junto con las de otros artesanos que tienen la misma inquietud que ellos por lo diferente, por la exclusividad asequible y por “esas cosas bonitas que te hacen un poco más feliz”
Cuadros, fotografías, bandejas, cojines, mapas, terracota pintada de Leonardo Parisi y libros. Sobre todo libros. Porque como los dueños no pueden vivir sin ellos comparten con todo aquel que pase por la tienda ediciones de Belvedere y Phaidon -única concesión que hacen hacia una empresa grande-, además de colgantes y gemelos de Tilly Bloom, o corbatas de The Belle and The Beau para niños…
“lo importante es la pasión que pongas en lo que haces”. Así de rotundos se muestran los dueños a la hora de explicar como nació éste proyecto; Un buen día Blanca aprendió a hacer serigrafías para plasmar su arte de una manera distinta; George, por su parte necesitaba recuperar el sentido del tacto y crear, tocar, oler y sentir de cerca las cosas que imaginaba. Ambos querían dar forma a sus ideas, vivir de su arte y hacer crecer su negocio hasta convertirlo en una tienda taller con encanto en la que dar rienda suelta a su imaginación y hacer de su mundo un lugar en el que recobrar la importancia de la trastienda, del patio y del trabajo del artesano.
Si pasas por Barcelona, no dejes de darte el capricho de perderte en sus rincones, tocar sus productos y descubrir que cada pieza está hecha para ser amada.