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De tormentas perfectas que suenan en The Cloud.

Es una lámpara, sí. Pero también altavoz y decoración interactiva para disfrutar de tormentas interiores.

Y abrirse. Así, asomarse a uno. Ver el paisaje propio y atreverse a mirar los rincones donde la pelusa se acumula. Justamente esos rincones son los más encantadores. Olvidados, sí. Pero los más intensos, los más divinos y placenteros. También los más sensibles, los que nos hacen sentir más vulnerables. A veces guardan ese beso que inesperadamente fue muy dulce. O una de esas miradas que se clavan y que no salen de tus ojos. En el ordenador. En las ollas que cocinan. Y aún se ven cuando los cierras y aún te miran. Y la pelusa del rincón que sólo señala el miedo a repetirlo. Todos en algún momento, salimos corriendo de la dulzura tratando de olvidarla. Pero la vida, ya sabemos cómo es, en cuanto nos pilla distraídos, nos pone señales que nos hacen abrir esa ventana, asomarse a uno y limpiar el polvo. Dicen que en esos momentos una The Cloud es algo como mágico.

Sentarse a oscuras en la habitación (pongámosle la sala), y allí, en penumbras, subir el volumen de nuestra música. Y mientras los acordes nos conducen al viaje a nosotros, la tormenta comienza.

Luces apagadas y la lámpara The Cloud que capta nuestras listas de reproducción de cualquier dispositivo con Bluetooth y deja que por su sistema de sonido se escuchen las canciones. Ojo con el modo random, eso sí. A veces el azar puede ser muy traicionero.

Porque los temas suaves, ya sabemos que causarán que The Cloud se ilumine simulando una pequeña tormenta, pero tienen tienen frases que nos llegan directo. Y un ritmo más intenso, será acompañado por una tempestad más dramática, más intensa. Como la que nos estará pasando en ese momento.

¿Cómo será la una tormenta Carmina Burama? ¿Y los rayos y centellas de un blues? ¿Cómo será una dulce melodía en forma de borrasca?

Cuando está apagada, The Cloud es un “inofensivo” cúmulo mullido… como de algodón, aunque es de un poliéster que ayuda a difuminar mejor las LEDs brillantes de interior. Lámpara, altavoz y decoración interactiva. Y si colocamos varias en el ambiente… se comunican entre ellas en red y se arma la tormenta perfecta.

Todo puede controlarse desde su app móvil. Graduar la intensidad de la iluminación, cambiar al modo sensor de movimiento para que cuando la habitación está vacía ¡zas! se ilumine con nuestro paso. Y como fue diseñada en Arduino, su código está libre para que se puedan crear nuevas versiones de The Cloud.

Todo se controla, menos lo que nos sucede cuando abrimos la ventana a nosotros mismos y vemos esa pelusa escondida en un rincón de nuestra memoria. Tampoco podemos controlar lo que nos pasa durante esa maravillosa tormenta que atravesaremos con The Cloud y nuestra música. Pero ¿sabes qué? No abras el paraguas. Esta borrasca es para vivirla.

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Pequeños caprichos que ponen un toque de confort en nuestra rutina. Objetos de mesa o decoración que nos hacen sonreír de puro placer estético y sin los que ya no podríamos estar.

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