¿A dónde van los posos del café?

Una cafetera, varias tazas de café, un pequeño montoncito de posos. Una semana, siete cafeteras...

Un día, una cafetera, varias tazas de café, un pequeño montoncito de posos. Una semana, siete cafeteras, siete montoncitos. Una costumbre nacional, 47 millones de españoles. Unos ciento cincuenta y pico mil toneladas anuales de posos de café que acaban en su mayoría en la basura.

Aunque todos sabemos que con esos posos de café se pueden hacer una gran variedad de útiles reciclados, como un estupendo fertilizante para nuestras plantas, o tinte marrón para papel y telas e incluso reparador de muebles, o como absorbente para la grasa y para frotar las manchas más resistentes de nuestra vajilla, como ambientador contra malos olores, para alejar a las hormigas…

… y para hacer, por ejemplo, lámparas o cuencos. Así lo vió Raúl Laurí, un joven diseñador español del que apenas sabemos nada pero que se ha hecho con el primer premio de los Salone Satellite Award 2102 de la Semana del Diseño de Milán, creando un nuevo material biodegradable que «aprovecha al tiempo los aspectos emocionales del café«,  que conserva todo su aroma y una deliciosa textura cálida y porosa, con el que ha creado esta lámpara a la que le ha dado por llamar Decafé. Claro.



Vivir

Pequeños caprichos que ponen un toque de confort en nuestra rutina. Objetos de mesa o decoración que nos hacen sonreír de puro placer estético y sin los que ya no podríamos estar.

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