Hotel: Un mirador en el desierto de las Bardenas Reales.
Arquitectura y diseño se dan la mano para ofrecer un clima de relajación desde el hotel Aire de Bardenas, en el desierto de las Bardenas Reales
En un paisaje semidesértico, sobre un campo de trigo, alejado del ruido y el bullicio, donde la única luz de la noche es la que emiten las estrellas y el sol resplandece grande al amanecer, se encuentra el hotel Aire de Bardenas. Junto al Parque Natural que da nombre al mismo y a tan solo 3 kilómetros del casco antiguo de Tudela se encuentra este alojamiento cuyas fotos ya han dado la vuelta al mundo entero.
Con un diseño espectacular, obra de Mónica Rivera y Emiliano López, que combina en un mismo espacio arquitectura, comodidad, relax, bienestar y gastronomía, el Aire de Bardenas presume de tener en su haber más de una veintena de premios nacionales e internacionales de Arquitectura e Interiorismo. Y no es de extrañar pues todo está pensado al detalle, empezando por su entrada, donde unos palés que rodean el recinto dan la bienvenida a este espacio.
Las habitaciones son cubos estratégicamente dispuestos en torno a un patio de recreo con un bosque de chopos y una piscina central. Algunas de ellas disponen de bañera exterior, otras suites ofrecen vistas al campo y otras tienen un gran patio privado pero todas enmarcan desde sus inmensos ventanales el agreste paisaje de las Bardenas.
El minimalismo reina en este complejo de 22 cápsulas independientes en total. Los arquitectos han jugado con la calidez que ofrece el exterior y la sobriedad de la arquitectura para no restar protagonismo a las vistas. Así, los ventanales sobresalen de una manera exagerada y sirven tanto de banco de lectura, cama o mirador directo al desierto. Los colores que reinan son blancos, grises, piedra, marrones… todos en la línea de tonos propios del desierto.
El Aire de Bardenas apuesta por lo natural también en el panorama gastronómico. El restaurante, dispuesto en 2 grandes salones, cuenta con huerto propio donde se cultivan los productos que llegan a la mesa como los populares cogollos, alcachofas, espárragos y otras verduras según la temporada.
Además, ofrece una serie de actividades organizadas desde la misma estancia. Encontramos excursiones a las Bardenas en Segway o a caballo, escapada romántica en un 4×4 por el desierto cuando sea noche de luna llena, sesiones de catas de vino, visitas a bodegas del entorno y masajes relajantes para disfrutar solo o en pareja.
Si el Aire de Bardenas ya es solemne y majestuoso en sí, cuando el sol se despide para dar paso a las luces del atardecer, el hotel cobra aún más espectacularidad en el oasis desértico en el que se encuadra. Y disfrutar de ello es posible a partir de los 185€/noche.
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