Perfumería de día, hotel boutique de noche.

Fue en 2003 cuando una pareja de emprendedores mexicanos, formada por la diseñadora Francesca Bonato y el arquitecto paisajista y perfumista Nicolás Malleville, abrieron Coqui Coqui, un hotel boutique en Tulum, en uno de los destinos de playa más elegantes y auténticos de México. La experiencia fue tan enriquecedora que el matrimonio ha aumentado ‘la familia’.

Pero esta vez ha cambiado los cocoteros y las playas por el centro histórico de Mérida, también en el Yucatán mexicano, pero en un ambiente mágico y completamente diferente. También se ha bautizado como Coqui Coqui, pero añadiendo una tercera palabra: ‘Perfumería’. Y es que no es un hotel boutique al uso, sino más bien la mezcla de dos negocios. La planta baja es una perfumería nicho de gran lujo. La superior, una inmensa suite, aunque lo más correcto sería decir apartamento.

Y es que, cuando cierra las puertas el negocio, dan las llaves al huésped para que éste puede moverse a sus anchas por el local, incluido el negocio de aromas exquisitos. Tanto una estancia como otra poseen el encanto de una decoración vintage, con aires coloniales y ampulosos, colores vibrantes y rasgos decadentes que le dan al conjunto un aire extraordinario.

La pasión por la historia y las tradiciones locales, influenciados por el cercano convento de San Francisco de Valladolid, y la artesanía, inspiran la creación de fragancias y colonias en la planta baja. Las mismas que se pueden adquirir se sea o no huésped de la suite. Eso sí, solo estos podrán disfrutar de su gran baño de mármol con dos bañeras de garras de león, prestas a satisfacer un aseo hedonista y decadente.

Y todo ello por 300 €/noche, un precio a la altura del lujo y la exclusividad que ofrece, sin duda la mayor de la ciudad de Mérida. Imposible no engancharse y querer repetir.