Kamarotí, el secreto español de las Cícladas.
Este pequeño hotel boutique en la desconocida isla de Sifnos es un refugio paradisíaco junto al Mediterráneo.
Sifnos apenas tiene una longitud de 15 kilómetros. Es una de las islas más desconocidas del Egeo, con muy poca presencia de turismo, que suele ignorar las Cícladas occidentales, al oeste de Delos y Paros. Pero eso no quiere decir que sus poco menos de 74 kilómetros cuadrados no puedan albergar rincones maravillosos que, realmente, los que han tenido la suerte de conocerlos prefieren que sigan siendo secretos.
Es conocida entre los griegos por su cerámica, tradicionalmente la más admirada del Egeo, con decenas de alfarerías en el centro de la isla. Y, como toda isla helena que se precie, no faltan iglesias, más de 300, un número que llama la atención por lo pequeño del lugar. Y fue aquí hasta donde un buen día David González Redondo, un arquitecto español, quiso cumplir un sueño: el hotel Kamarotí, un edificio de nueva planta con un estilo contemporáneo que trata de fundirse con las montañas ralas de Sifnos.
El hotel se encuentra en la zona oriental de la isla, cerca de la playa de Poulati y a pocos minutos de Apollonia, la ciudad principal, y Artemonas, una antigua villa. No se encuentra junto a la playa, sino en el interior, lo que le permite grandes vistas de la costa con los pueblitos salpicándola, todos encalados como es tradición. Rodeado de olivos, el edificio, con materiales orgánicos, se funde con el paisaje.
Kamaroti cuenta con todo tipo de habitaciones, desde las clásicas dobles a las villas. Todas son diferentes, con una decoración en la que priman los colores claros, blancos, cremas… y los muebles de madera, en una imagen rústica pero funcional y minimalista. Las villas, que son las principales, cuentan con dos habitaciones y dos baños, además de un salón y terraza privada con vistas al mar.
En este hotel boutique no falta una piscina en la que relajarse (hay dos, una especialmente pensada para nadar largos de 25 metros), ni un bar para cócteles o un bistró en el que se puede degustar una auténtica paella española, así como otros muchos platillos mediterráneos (algunos elaborados con las hortalizas del huerto propio del establecimiento). Además, en verano ofrecen clases de yoga y masajes.
Llegar no es sencillo, en tanto que no hay aeropuerto en Sifnos. Hay que coger un barco desde el Pireo. Pero merece la pena por la tranquilidad y la capacidad para desconectar que ofrece. Desde 90 €/noche en temporada baja (240 €, en el caso de las villas).
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