Givenchy se relaja a las afueras de Fez.

Antigua capital de Marruecos, Fez sigue siendo una urbe majestuosa en el Atlas. Su arquitectura recuerda no solo los muchos siglos en los que fue centro comercial de esta parte del Magreb, sino también que por aquí pasaron franceses colonialistas e incluso vivió una importante comunidad judía. Ahora vuelve al primer plano del lujo de la mano de Givenchy, ya que acaba de abrir sus puertas allí el primer spa de la firma en el norte de África.

Concretamente, en el Sahrai, un hotel de lujo edificado sobre una colina desde el que se domina la más antigua de las cuatro ciudades imperiales marroquíes. Era la guinda perfecta para este hotel boutique de gran lujo, que ha puesto a disposición de la marca del Grupo LVMH sus espacios abiertos y sofisticados, en los que desarrollar un proyecto de termalismo que no ha dejado a nadie indiferente.

Ubicado en el centro del hotel, el spa Givenchy se ha proyectado como un oasis de tranquilidad en búsqueda de la belleza y la relajación. Lo firma el arquitecto Patrick Ribes, responsable de los centros de descanso de la marca en todo el mundo. En esta ocasión ha elegido la mezcla de cuero, madera, piedra y estuco, en clara referencia a la cultura marroquí tradicional.

Se compone de cinco cabinas de tratamiento, una de ellas doble y con terraza sobre la ciudad. Están bañadas por luz natural, pero ésta se tamiza por celosías y cuentan con duchas italianas privadas. Hay que añadir un espacio de relax abierto al aire libre presidido por un jacuzzi y una boutique en la que poder adquirir todos los productos de la firma, especialmente los usados en los tratamientos del propio spa (tanto las cremas habituales como algunas formuladas específicamente para tratamientos en cabina).

Entre los masajes destaca el que se realiza mediante cañas de bambú de diferentes tamaños, que ayudan a extender un aceite corporal que elimina toxinas (50 minutos) o uno con propiedades drenantes y adelgazantes que combina un suero concentrado anticelulítico con una crema contra la piel de naranja (60 minutos). Más de 30 tratamientos en total que incluyen envolturas, toallas empapadas, exfoliaciones… Un menú extenso para adaptarse a cada necesidad y un mismo objetivo: que el que entre en el spa se sienta en el paraíso de las mil y una noches.