Entre vuelo y vuelo.
Hilton Garden Inn, junto a la Terminal 1 del aeropuerto de Frankfurt.
Si hay un tipo de establecimiento que debe ser analizado siempre desde su funcionalidad, ése es el hotel de aeropuerto. En ellos lo de menos es su fachada (algunos se encuentran, de hecho, dentro de la terminal) o la decoración de su lobby. Se trata de ser lo más confortables posible, de que la atención al personal sea diligente, rápida y benefactora, que tenga en cuenta que el huésped lo más seguro es que llegue tras muchas horas de vuelo y que al día siguiente le esperen otras tantas. Sin duda, una ‘raza aparte’ de la hostelería donde, cómo no, hay excepciones que, muy sobradamente, se saltan las normas a mejor.
Es el caso del Hilton Garden Inn del aeropuerto de Frankfurt. Situado en The Squaire, un edificio de aire moderno de vidrio y metal cuya estructura recuerda al casco de un trasatlántico futurista, acoge al viajero con amplias habitaciones en las que las camas, de tamaño XXL, son las protagonistas. De extrema comodidad, todo gira en torno a ellas. El mobiliario es sencillo y discreto, con sillas ergonómicas y mullidos butacones.
A pesar de encontrarse junto a la Terminal 1 del aeropuerto, una de las principales de Europa en tráfico de pasajeros, con pasarela privada de acceso, cuenta con su propia estación de tren, lo que permite estar en la ciudad en apenas 15 minutos. Además, ofrece a los huéspedes un completo gimnasio abierto las 24 horas y una amplia carta de cócteles en The Fifth, un bar lounge en el que poder comer a cualquier hora del día o de la noche.
A partir de 220 €/noche, la mejor opción si hay que hacer noche en Frankfurt para coger, al día siguiente, un vuelo a primera hora.
Localización
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