Dormir entre pinos en el Parador de Cruz de Tejeda.

Cuando se trata de hablar de Gran Canaria (y, prácticamente, de las islas Canarias en general=, resulta casi imposible no referirse al Atlántico, a su costa impresionante, a sus paisajes de mar… incluso a caminos de senderismo que, como en el caso del de El Teide, acaban a miles de kilómetros sobre las olas. Sin embargo, hay otra Canarias, la de interior, y allí encaminamos hoy nuestros pasos, concretamente al centro de Gran Canaria.

A un paso del Pico de las Nieves, rodeado de naturaleza a más de 1.500 metros de altitud, pero a apenas 35 kilómetros de Las Palmas, se encuentra un pequeño paraíso en el que hospedarse es una delicia. Se trata del Parador de Cruz de Tejeda, un establecimiento que forma parte de la cadena de Paradores y que está pensado para amantes del senderismo, las salidas por el campo y las jornadas de paseo por los antiguos Caminos Reales.

Aquí no faltan detalles para que la estancia sea relajada, incluso si no nos gusta salir por el campo. Ya se encarga su spa y su piscina hidrotermal de darnos los mimos necesarios hasta que consigamos desestresarnos. Para ello cuenta con tratamientos como el Brisa del Amanecer, de 45 minutos (55 €), con aloe vera y aromas de menta; o el Royal Jelly (una hora, 70 €), con jalea real, entre otros ingredientes en sus cosméticos.

También son relajantes y cautivadoras las vistas desde las habitaciones, que dan a la imensa caldera del interior de Gran Canaria, o la posibilidad de hacer una escapada gastronómica a Tejeda, rica, también, en patrimonio arqueológico, como el Parque de Bentayga.

También el restaurante de Cruz de Tejeda es un templo de la gastronomía regional canaria. Con Samuel Hernández Montañez al frente, ofrece una cocina con platos como el Baifo con almendras, el potaje de berros, el Conejo en salmorejo, las Papas arrugadas con mojos, el Bienmesabe y los quesos de Tejeda.

A partir de 105 €/noche (solo alojamiento, pero hay posibilidad de hasta Media Pensión), una escapada diferente a Canarias.