Blanco en Chicago.
Hotel Public Chicago, una oda al minimalismo en el que todas las ideas, culinarias y decorativas, tienen cabida.
Cuando Ian Schrager se planteó abrir Public, buscaba crear un hotel innovador, sofisticado y empático en el que el cliente recibiera un trato personalizado. Pero, además, quería ofrecer todo eso sin necesidad de convertirlo en un rincón inalcanzable para aquel que no dispusiera de un gran presupuesto. Para ello, reformó por completo el antiguo hotel Ambassador East de Chicago y su restaurante Pump Room y lo reconvirtió en una oda al minimalismo en el que todas las ideas, culinarias y decorativas, tenían cabida.
El resultado fue un establecimiento de 285 habitaciones en pleno centro de la ciudad, a un paso de las principales calles comerciales y de negocios, donde es posible relajarse gracias a un juego de grandes espacios diáfanos, decorados con elementos de color blanco y gran entrada de luz. De hecho, el interiorismo sigue la filosofía ‘no color’ y apenas el beis o el ocre se alternan con el blanco.
El cliente puede elegir no sólo entre una impresionante carta de almohadas, sino también tres tamaños diferentes de cama, que se vestirán con sabanas del mejor gramaje (300 hilos). Los baños cuentan con mosaicos en las paredes y no faltan los adaptadores para el iPod u otros aparatos de Apple, que amenizarán con nuestra música favorita la estancia. Eso, claro, si preferimos no fijar la vista en el televisor de 55 pulgadas que completa cada dormitorio.
Además de haber renovado el Pump Room, que por las noches se convierte en un club inspirado en los que hicieron famosa a Chicago durante los años 30 y 40, el hotel Public cuenta con una oferta gastronómica en la que destaca una recoleta biblioteca donde, además de libros, es posible pasar la tarde degustando pastelitos franceses y café italiano, así como bollería recién hecha, sándwiches o ensaladas. Por supuesto, no falta un pequeño gimnasio, un servicio de alquiler de bicicletas y tratamientos de masajes y spa que se reciben directamente en la habitación. Un experiencia que se puede disfrutar a partir de 130 €/noche.