Arroz valenciano con un toque de palacio nazarí.

El restaurante Los Patos se ha convertido en todo un referente de la alta gastronomía de Granada. Lo ha conseguido gracias al buen hacer de su chef, el valenciano Blas Hidalgo, que deleita a los comensales con platos estrella como la Codorniz rellena de Foie y Trufa con salsa Perigord. Dice que, en su menú, apuesta especialmente por lo auténtico, que se traduce en productos naturales de calidad, genuinos y, sobre todo, saludables y de proximidad siempre que se pueda.

La presentación es vanguardista, sin miedo a hacer uso de nuevas técnicas culinarias pero sin perder nunca el sabor original de la comida que se emplate. Es decir, que el comensal sepa en todo momento qué está comiendo sin necesidad de recordar el nombre del plato. Y eso, a veces, si no se es de Granada, se agradece, pues muchas de sus propuestas son tan tradicionales que es complicado acordarse de palabras como Pastela Moruna, un plato mozárabe. También reminiscencias de otras épocas encontramos en propuestas como el Costillar de cordero segureño lechal con ensalada de cous-cous, pepino y yogur aromatizado con menta.

La situación de Los Patos también es privilegiada. Se encuentra en el centro de Granada, dentro de la infraestructura del Hotel Hospes del mismo nombre, un establecimiento cinco estrellas de lujo que ocupa un palacio del siglo XIX, a 650 metros de la catedral y con un jardín con fuentes de estilo árabe.

Hasta allí deberán ir del 12 al 15 de marzo los amantes del arroz. Blas Hidalgo es valenciano y ha querido imprimir durante una semana todo el buen hacer de su tierra en su producto más original. Así, cada uno de los días habrá un plato de arroz especial para su degustación: arroz a banda, de presa y verduras, negro con ali oli de azafrán y la mítica paella; con aperitivos muy especiales de acompañamiento (30 €/persona, vino y aparcamiento incluido).

Las Jornadas del Arroz se convierten, así, en la mejor excusa para descubrir uno de los rincones más interesantes de la Alta Gastronomía granadina y, sobre todo, acercarse a Valencia con vistas a la Alhambra, algo único.