Fascinación Qing.
El norte de China esconde destinos llenos de magia y misticismo.
El norte de China esconde destinos llenos de magia y misticismo, en los que el tiempo parece haberse detenido. Es el caso de la antigua villa fortificada de Ping Yao, en el apogeo de la dinastía Qing. Allí, hace 260 años, un mercader de seda construyó un conjunto de pabellones en un recinto que actualmente acoge el Hotel Jing’s Residence, perteneciente a la alianza hotelera Relais & Châteaux y que mantiene intacta la esencia arquitectónica de la época.
Compuesto por 19 habitaciones y suites, el establecimiento se encuentra en el centro de la ciudad antigua y entre pabellones se han habilitado jardines y zonas de encuentro donde poder leer, beber el té o, simplemente, descansar en una atmósfera de quietud donde no faltan las fuentes ni el bambú. Los tiempos modernos se aprecian en las habitaciones, con todas las comodidades del siglo XXI y detalles como los muebles lacados, adornos de seda, telas de papel de arroz o cerámicas que recuerdan en todo momento que estamos en China.
En el restaurante del hotel se sirve comida tradicional de Ping Yao, desde fideos (noodles) cocinados en cuencos de bambú (un plato que se llama Xiaomiankaolao) a ternera braseada. El precio de la habitación, en pleno Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, oscila entre los 120 € de la habitación doble a los 270 de la suite, por noche.